Una cruz enorme de esperanza en homenaje a los 33 mineros chilenos
El artista neoyorquino oriundo de Chile Sebastián Errazuriz colocó en Santiago una instalación dedicada a los 33 mineros chilenos que permanecieron sepultados a 700 metros bajo tierra durante más de dos meses. Un homenaje a la voluntad de los mineros y sus familiares, un recuerdo sobre la fragilidad de la vida y una luz de esperanza… el mensaje del creador se hace claro sólo al ver la obra.
Una cruz enorme de luces, hecha de 350 bombillas fluorescentes colocadas en las ventanas de uno de los edificios más altos de la capital chilena, ilumina cada noche la ciudad que hasta hace poco estuvo sumergida en la angustia y la preocupación por los 33 prisioneros subterráneos.
El propio Errazuriz explica que se inspiró en la tradición sudamericana de encender las velas en honor a los santos que protegen a los seres queridos. Dice que esta cruz les "representa a ellos (a los santos) y a nosotros en silencio".
Hoy concluyó la preparación de la operación de rescate y se han empezado a sacar a los primeros mineros a la superficie.