Sale ileso de un atentado el jefe de la ONU en Irak

Una bomba colocada al borde de una carretera estalló al paso del convoy que transportaba al enviado especial de la ONU para Irak, el holandés Ad Melkert. 

"El representante especial estaba en el convoy. No está herido. Se encuentra bien", declaró la portavoz de las Naciones Unidas en Bagdad, Randa Jamal. Sin embargo la funcionaria negó especular cúal fue el motivo de lo ocurrido.

La policía iraquí detalló que en el atentado habían resultado heridos tres agentes de la policía, mientras que otro agente había fallecido. El artefacto explotó entre el segundo y el último vehículo de la agrupación formado por la ONU y las fuerzas de seguridad iraquíes mientras se disponían a salir de la ciudad sagrada chií de Nayaf, a 160 kilómetros al sur de la capital del país.

Un coche policial que lo acompañaba resultó con grandes destrozos, agregaron las fuentes, que pidieron el anonimato.

Melkert visitó Nayaf para reunirse en privado con la máxima autoridad religiosa chií del país, el gran ayatolá Ali al-Sistani, el clérigo chiíta más reverenciado del país, con el que trató de la situación política del  Estado y buscó apoyo en la formación de un Gobierno de coalición.

Tras el encuentro, el enviado pidió a los líderes políticos que se sentaran a negociar un Ejecutivo de coalición sin más retraso, según comunica el gabinete del ayatolá. Han pasado siete meses después de las elecciones que dio lugar a un resultado incierto, por eso se demoró el proceso de formación de dicha coalición.

Este tiempo de incertidumbre política ha aumentado la tensión entre los iraquíes en un momento en que los enfrentamientos sectarios entre suníes y chiíes, que provocaron una sangrienta guerra civil tras la invasión estadounidense, se había calmado.

No es la primera vez que los insurgentes en Irak atacan objetivos de la ONU. El atentado más grave y sangriento tuvo lugar el 19 de agosto del 2003 contra la sede de la organización internacional en Bagdad. En el suceso murieron el entonces enviado especial, el diplomático brasileño Sergio Vieira de Mello y otras 21 personas más. Desde entonces el organismo internacional redujo de manera significativa su presencia en el territorio islámico.