La oposición bielorrusa en búsqueda de tiendas de campaña
Para el último día de la campaña electoral presidencial ante el día de la votación general en Bielorrusia la Comisión Central Electoral registró un récord insólito: a lo largo de tres días del sufragio anticipado acudieron a las urnas cerca del 12% de los electores. Otro récord es el número de los pretendientes al mandato popular que no hayan revocado sus candidaturas hasta el día decisivo.
La constitución de Bielorrusia no limita, cuántas veces consecutivas una misma persona puede ocupar el puesto presidencial, por eso el favorito de la campaña es el mismo que en los comicios de 1999 y de 2004: el mandatario vigente, Alexandr Lukashenko. Aunque su apoyo se haya reducido considerablemente, según varias encuestas independientes realizadas anteriormente, son pocos los que dudan en su aptitud de ganar las elecciones, si no en la primera vuelta, de todos modos en la segunda.
Sus rivales más fuertes han conformado un bloque para dar mas peso a la oposición, no tanto en el curso de la campaña como durante el ya previsto pleito acerca de sus resultados. Entre las promesas a las que acuden los representantes de esta coalición improvisada figuran la integración del país en la Unión Europea y cambios radicales en la estructura de la economía nacional. Pese a unas temperaturas bajas, las manifestaciones del bloque, sancionadas por las autoridades reúnen a centenas de seguidores.
En esa muchedumbre están seguros de que el escrutinio será manipulado. “La única razón por la que participamos en esto es demostrar a la gente de nuestro país que no vamos a rendirnos sin luchar”, denuncia ante las cámaras uno de los candidatos, Vladímir Nekliáyev, poeta y fundador de un movimiento social Diga la verdad.
Otra inquietud, muy peculiar, fue provocada en el campo opositor en estos últimos días por la desaparición en los almacenes deportivos y el mercado nacional en general de todo tipo de tiendas de campaña: aquellos que las buscaban no consiguieron comprar ninguna no solo en Minsk, sino también en otras ciudades del territorio nacional. Esta mercancía será vitalmente necesaria para los que planeen participar en las manifestaciones de protesta, en las plazas del centro capitalino, contra la más que probable victoria de Lukashenko.
Al igual que en 2006, cuando la oposición liberal instaló en la plaza central, Oktyabrskaya, una ciudad de lona tras la votación de la mayoría de los bielorrusos a favor del actual mandatario, se ha registrado una demanda insólita para las tiendas. Eso coincide, además, con las experiencias pos-electorales de la nación contigua de Ucrania, donde las ciudades de lona se edificaban en varias ocasiones políticas, en especial durante la famosa ‘Revolución Naranja’ de 2004.
Se reveló dentro de varias horas desde que surgieran los rumores que no había ninguna orden al respecto por parte del Gobierno, sino que el presidente dispuso entregar a Venezuela —con motivo de los grandes desastres naturales que padece la república a causa de las lluvias torrenciales— todas las existencias de tiendas de campaña. Esto será una de las componentes claves de la ayuda humanitaria que Minsk está enviando al pueblo fraternal y amistoso de Sudamérica.
En cuanto a la propia plaza mayor de la capital, en donde suelen reunirse los opositores, las autoridades la transformaron en una gigante pista de hielo e instalaron allí un precioso árbol de Navidad. Con este motivo, varios organizadores de la futura protesta, con evidencia más llenos de odio que de precaución, invitaron a los ciudadanos a “llegar a la plaza con un saquito de arena o de sal para que se garantice una situación estable sobre el hielo y eviten las probables traumas”.