Rastros de tortura recrean represión carcelaria en la dictadura argentina
Con agujeros de bala en las paredes y ganchos usados para las torturas que aún cuelgan de los techos, los rastros de la represión coordinada en el Cono Sur durante los años 70 persisten en la antigua cárcel clandestina 'Automotores Orletti', cuyos crímenes son actualmente juzgados en Argentina, informa la agencia EFE.
Situado en el barrio porteño de Floresta, el centro clandestino de detención que funcionó en la dictadura argentina (1976-1983) aún conserva aquella fachada de taller mecánico que escondió el secuestro de unas 200 personas, en su mayoría uruguayos, víctimas de la represión coordinada con países vecinos.
“Automotores Orletti fue un símbolo del Plan Cóndor”, tal como se denomina a la represión de las dictaduras de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Perú durante la década del 70, resume a la agencia española Blanca Santucho, querellante en un juicio que se lleva a cabo en Buenos Aires por crímenes de lesa humanidad cometidos en esa prisiónl.
Blanca es hermana de Carlos Santucho, asesinado en la cárcel clandestina, y de Mario Santucho, quien fue líder de la guerrilla Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y murió en julio de 1976 en un enfrentamiento con fuerzas militares.
Carlos Santucho fue asesinado tras ser colgado de un gancho y sometido a una tortura conocida como 'submarino', es decir, hundirlo en un tanque de 200 litros de agua hasta ahogarlo, según relata Ricardo Poggio, coordinador de visitas del centro de reclusión.
La antigua cárcel clandestina pasó a manos del Instituto Espacio para la Memoria, formado por la Alcaldía de la capital argentina y entidades humanitarias.
El calor que azota por estos días a Buenos Aires pesa como plomo en estas salas, que todavía conservan las huellas de las balas, varias disparadas durante simulacros de fusilamientos a los presos de la antigua cárcel, a la que un juez de instrucción ha comparado con “los campos de concentración del nazismo”.
Entre los detenidos estuvieron Marcelo Gelman y María Claudia García Iruretagoyena, el hijo y la nuera del poeta argentino Juan Gelman, quien en 2000 recuperó a su nieta, Macarena, nacida en cautiverio en Uruguay y una de las testigos del juicio.
Para Blanca Santucho, hay numerosos testigos de la represión ejercida en 'Automotores Orletti', al punto que en el proceso hubo unas 130 personas que aportaron datos sobre los sucedido en el lugar, que dirigía el fallecido coronel Aníbal Gordon, también acusado de ser miembro de la banda de ultraderecha 'Triple A'.
El Tribunal Oral Federal 1 de Buenos Aires comenzará en febrero próximo la etapa final de un proceso en el que se juzga a los autores de crímenes de lesa humanidad cometidos contra 65 de los detenidos en dicho lugar, que funcionó entre mayo y noviembre de 1976, dijeron a EFE fuentes del Espacio para la Memoria.
En este proceso se juzga al exagente civil de inteligencia del Ejército Raúl Guglielminetti, quien posteriormente dirigió la custodia del fallecido expresidente Raúl Alfonsín (1983-1989), al excoronel Rubén Visuara, el exgeneral Eduardo Cabanillas y a los exespías de inteligencia Honorio Martínez Ruiz y Eduardo Ruffo.
Los militares que comandaban el centro decidieron 'levantarlo' a comienzos de noviembre de 1976, después de que una pareja de secuestrados argentinos lograra escapar aprovechando una borrachera de los agentes a cargo de la custodia, señala Poggio.
Al huir, la pareja vio un cartel que “decía algo así como Automotores Orletti”, pero que en realidad rezaba “Automotores Cortell”, tal como se llamaba el antiguo dueño de la propiedad, que en abril de 2009 pasó a manos del Espacio para la Memoria.