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Superpoblación en las cárceles: un problema en Latinoamérica

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81 personas murieron quemadas a comienzos de diciembre en el penal chileno de San Miguel. La cárcel fue construida para 900 personas, pero en realidad albergaba a 1.900 internos. La cuestión de la superpoblación de los centros penitenciarios no es un tema exclusivo de Chile, sino de toda la

81 personas murieron quemadas a comienzos de diciembre en el penal chileno de San Miguel. La cárcel fue construida para 900 personas, pero en realidad albergaba a 1.900 internos.

La cuestión de la superpoblación de los centros penitenciarios no es un tema exclusivo de Chile, sino de toda la región. En Brasil y Argentina, por ejemplo, la cantidad de presos también duplica la capacidad de los penales. Los convictos dan testimonio del hacinamiento y las frecuentes peleas y enfrentamientos por el espacio.

El convicto argentino David Piñeyro perdió un ojo y tiene en su cuerpo marcas de decenas de puñaladas. Finalmente, una jueza decidió concederle el beneficio del arresto domiciliario ante el riesgo evidente que corría su vida.

"Supuestamente es para 24 personas, pero duermen 40 personas por celda. Duermen en el piso, sin colchón, con una frazada, duermen en la mesada, duermen en los pasillos. Es una situación infrahumana (...) Hay un solo baño por celda (...) Tengo como 48 puñaladas y muchas fueron 'de traición', mientras me duchaba o me cambiaba", manifestó Piñeyro.

Un agravante de la cuestión es que la mayoría de la población carcelaria en Latinoamérica es gente que está siendo procesada y que, por lo tanto, puede ser inocente. Los expertos consideran que hay un abuso de la medida de encarcelamiento.

Paula Litvachky, directora del Programa de Justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales, detalla: "Han descansado en el funcionamiento del sistema penal para resolver los conflictos sociales. Y esto ha hecho que en los últimos años se hayan incrementado fuertemente las tasas de encarcelamiento en la región, con sistemas penitenciarios muy pobres, con muy pocos recursos, muy endebles, de países que tienen graves problemas presupuestarios".

Los especialistas desconfían además de la efectividad que pueda tener la prisión preventiva como método para incrementar la seguridad de la ciudadanía. "La respuesta penal, respuesta que es dada a partir de este castigo absolutamente cruel, implica no resolver el problema e implica agregar un plus de crueldad y castigo a personas que, en todo caso, tienen que responder por lo que hicieron, y por no más que eso", aclara Litvachky.

Finalmente, las propias fuerzas de seguridad no dan abasto para contener a una población convicta excesiva. Latinoamérica tiene altísimos índices de encarcelamiento por habitante y, sin embargo, es una de las zonas más inseguras del mundo. Así que hay mucho por mejorar en esta cuestión, pues está comprobado que los sistemas de castigo crueles y violentos sólo perpetúan el ciclo de la violencia y no aportan nada a la búsqueda de una mayor seguridad.

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