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Reabren la polémica en torno a Lenin: ¿enterrarlo o dejarlo en el mausoleo?

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Miembros de la Duma Estatal de la Federación Rusa recordaron ayer la muerte del fundador de la URSS, Vladímir Lenin, cuyo 87 aniversario se conmemora hoy, reanudando la discusión acerca del destino de su cuerpo: actualmente sigue en el mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, siendo accesible para las
Reabren la polémica en torno a Lenin: ¿enterrarlo o dejarlo en el mausoleo?

Miembros de la Duma Estatal de la Federación Rusa recordaron ayer la muerte del fundador de la URSS, Vladímir Lenin, cuyo 87 aniversario se conmemora hoy, reanudando la discusión acerca del destino de su cuerpo: actualmente sigue en el mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, siendo accesible para las visitas turísticas.

Los argumentos

El diputado Vladímir Medinski, miembro del partido mayoritario de la Duma, Rusia Unida, declaró que Lenin es una figura políticamente muy contradictoria y el hecho de que "sea el centro de la necrópolis que se ubica en el núcleo del país es un verdadero disparate". Acentuó que en realidad, al transcurrir tantos años, ya no se trata de un cuerpo: lo que queda es un 10% de lo original, el resto ya desde hace mucho tiempo se ha ido sustituyendo por elementos artificiales. Agregó que ha llegado el momento de "acabar con esta perversión".

Su argumento principal es que las autoridades de la URSS colocaron el cuerpo de Lenin en un mausoleo en su época con el único propósito de crear un culto de personalidad que pudiera sustituir la religión que buscaban derrumbar. Tomando esta decisión, no prestaron atención ni a la voluntad del mismo líder del Estado ni a la de sus familiares todavía vivos. Según los archivos, el propio Lenin cuando aún vivía no tenía la menor intención de que su cuerpo se mantuviera como una reliquia después de su muerte, y sus hermanos -Ana, María y Dmitri- se manifestaron explicitamente en contra de la idea: querían enterrarle en San Petersburgo, al lado de su madre.

Varios compañeros de partido de Medinski apoyaron su iniciativa. Según ellos, Lenin es un símbolo "de estremecimientos sociales y de terror, un símbolo del dolor del país entero". El Partido Liberal-Demócrata de Rusia se manifestó a favor de la propuesta por "razones humanas y cristianas": opina que el cuerpo debe ser enterrado debidamente.

Los opositores de la idea admiten que la figura del primer líder soviético es muy ambigua y su papel histórico puede ser interpretado de diferentes maneras, pero acentúan que hoy en día en el país hay muchos problemas por resolver y no es el momento de reabrir la discusión. Según Víktor Ilyujin, miembro del Partido Comunista, el entierro de Lenin no frenará la inflación, no contribuirá a remediar las consecuencias de los incendios forestales del verano de 2010 o a restaurar el suministro de energía eléctrica a las regiones que siguen sufriendo por la lluvia helada del pasado diciembre.

Perfil del caso

Las discusiones acerca de los restos de Vladímir Lenin duran ya casi 20 años. Desde que en 1991 se colapsó la URSS, diferentes partidos políticos usan las fechas conmemorativas de la época soviética como pretexto para volver a plantear el entierro del cuerpo y el cerebro de Lenin.

Vladímir Ilich Uliánov (Lenin) falleció el 21 de enero de 1924. Para el día de sus funerales (el 27 de enero de 1924) edificaron en la Plaza Roja de Moscú un primer mausoleo de madera. Unos meses después, en primavera de ese mismo año, fue reemplazado por otro, también de madera pero ya con tribunas -estas eran el lugar preferido de los líderes soviéticos para pronunciar discursos solemnes ante la nación en todo tipo de eventos festivos-.

Cuando los científicos confirmaron que existía una tecnología que permitía conservar el cuerpo durante un largo plazo de tiempo, se comenzó en el mismo lugar la construcción de un tercer y último mausoleo, esta vez de ladrillo rojo y con las tribunas de la versión anterior, aunque modificadas. Las labores finalizaron en 1930: la denominada 'sala de luto' donde colocaron el sarcófago con el cuerpo tenía un área de 1.000 metros cuadrados.

El cerebro de Vladímir Lenin se conserva fuera de su cuerpo. En 1928 por orden de Iósif Stalin se creó en Moscú el Instituto del Cerebro. Su tarea consistía en revelar las razones fisiológicas de la genialidad: los científicos fueron instruidos para que el objeto principal de sus estudios fuera Lenin.

Su cerebro fue trasladado al Instituto y así se dio comienzo a una colección única que permaneció clasificada hasta el colapso de la URSS y resultó ser la más grande de Europa. Contaba con un total de unos 300 cerebros de personas destacadas que fallecieron en la URSS: del propio Iósif Stalin; Mijaíl Kalinin; el cineasta Serguéi Eisenstein; el botánico Iván Michurin, uno de los creadores de las técnicas de selección artificial en la agricultura científica; el físico Lev Landáu, galardonado con el premio Nobel en 1962; el físico Andréi Sájarov; o el fisiólogo Iván Pávlov, creador de la teoría de la fisiología de la actividad nerviosa suprema y de muchas otras. Los cerebros se guardaban en unas latas pequeñas en un líquido especial.

En cuanto a Lenin, ya en la década de los años 20 los 50 cortes de su cerebro sirvieron de base para fabricar unos 31.000 preparados para investigaciones posteriores. Hoy en día los científicos comentan que las décadas dedicadas al estudio de las muestras revelaron que el cerebro de Lenin pesaba 1.340 gramos, es decir, tan solo 40 gramos más que el peso promedio del cerebro de cualquier persona común.

La corteza cerebral mostraba más circunvoluciones de lo habitual, especialmente en la parte frontal que es responsable de estimar una situación, intuir, generalizar y resumir. También tenía muy desarrolladas las neuronas piramidales, las denominadas células Betz, lo que se considera señal de un pensamiento asociativo muy avanzado. Sin embargo, los científicos jamás lograron detectar las manifestaciones fisiológicas de la genialidad.

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