Fukushima: fracasan intentos de enfriar el combustible nuclear
El lanzamiento de toneladas de agua desde helicópteros militares sobre el reactor número 3 de la averiada planta nuclear de Fukushima-1 no pudo enfriar el combustible nuclear ni rebajar los niveles de radiación en la planta, donde un grupo de trabajadores de la empresa operadora TEPCO intenta disminuir los daños causados por varias explosiones e incendios en los últimos días.
El nivel de radiación alrededor de la central, donde sigue trabajando el valiente grupo de operarios, es de 3.000 microsievert por hora, frente a los 1.000 microsievert al año que se consideran seguros para la salud humana.
Según el titular de Defensa japonés Toshimi Kitazawa, los helicópteros arrojaron agua desde una altura de 90 metros, cuando el nivel de radiación se situaba en 4,13 milisievert por hora, hecho que hace que los helicópteros vuelvan a sus bases por peligro de radiación, tal como sucedió en los días anteriores.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en persona Yukiya Amano, el director general de la OIEA, confirmó ayer que están dañados los núcleos de los reactores 1, 2 y 3 de la central nuclear de Fukushima, aunque no cree que la situación esté "fuera de control". "La situación ha evolucionado y es muy seria", manifestó Amano ayer en Viena.
Hoy por hoy, cerca de 180 trabajadores de servicios de emergencia japoneses trabajan por turnos, bombeando manualmente el agua para enfriar las barras de combustible, con el objetivo de evitar el completo “meltdown”, es decir la fusión del núcleo.
Además se informa que pronto terminarán la instalación de una nueva línea de electricidad para revitalizar las bombas eléctricas, hecho que permitirá a la empresa operadora de la central controlar la creciente temperatura y presión que ya causó una parcial fusión del núcleo en los tres reactores.
Sin embargo, la situación sigue empeorándose: crece el nivel radioactivo y el tercer reactor expulsa un vapor o humo color blanco, de procedencia todavía desconocida, mientras que el nivel del agua en piscinas de enfriamiento, al parecer, ha bajado críticamente, haciendo esperar una nueva expulsión de materiales radioactivos a través de las paredes destruidas de los reactores.
Mientras tanto, el intenso frío y nevada en el noreste de Japón dificultaron las labores de rescate y agravaron aún más la situación de los supervivientes tras el devastador terremoto y tsunami del 11 de marzo.
Según los últimos datos, facilitados ayer por la policía nacional, la cantidad de muertos aumentó a 5.429, mientras que otras 9.594 se consideran desaparecidas. Naturalmente, la cifra definitiva de víctimas mortales aumentará, sobre todo en las prefecturas (provincias) más afectadas, como Iwate, Miyagi y Fukushima, donde miles de personas siguen sin ser localizadas.