El relator de la ONU sobre la tortura, indignado por la falta de acceso al soldado Manning
El relator de la ONU sobre la tortura, Juan Méndez, expresó su indignación por la negativa del Gobierno estadounidense de dar acceso sin vigilancia al soldado estadounidense Bradley Manning, arrestado en mayo de 2010 acusado de entregar los vídeos sobre la actuación de los militares de EE. UU. en Irak al sitio WikiLeaks.
En febrero de este año el abogado de Manning se dirigió al relator especial de la ONU con la petición de visitar al soldado, que se encuentra bajo vigilancia en la base militar de Virginia (en Quantico, donde se ubica el regimiento de Infantería de Marina). Previamente la organización Amnistía Internacional había expresado varias veces su preocupación por las condiciones en que se encuentra Bradley Manning.
Según el mismo Méndez, los militares estadounidenses declinaron su petición de tener una conversación confidencial con el preso. El alto funcionario subrayó que está "profundamente decepcionado e indignado por las demoras que satisfacen al Gobierno de EE. UU." acerca de sus tentativas de visitar al "señor Manning", emprendidas a partir de diciembre del año pasado. Méndez afirma que insiste en un encuentro confidencial con el acusado para cumplir su mandato y garantizar "la credibilidad de sus entrevistas", argumentando que es una "práctica estandarizada" del relator de la ONU sobre la tortura.
Según la información presentada por el abogado de Manning, la administración de la cárcel está dispuesta a organizar una reunión con Méndez, pero solo bajo vigilancia.
Comentando el caso, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, señaló que la Administración estadounidense fue muy "franca y directa" con Méndez respecto a la situación en que se encuentra el soldado Manning. "Intentamos satisfacer sus demandas [de Méndez]", declaró el representante oficial del Departamento de Estado.
El funcionario no pudo explicar cómo el rechazo de la Administración norteamericana de cumplir la petición de Méndez concuerda con lo que él mismo ha asegurado al decir que Washington no califica las evaluaciones de otros países sobre la situación de los derechos humanos en EE. UU. como una intervención en sus asuntos interiores. "Sin duda alguna no calificamos como intervención en nuestros asuntos interiores las evaluaciones de los gobiernos de otros países u organizaciones acerca de nuestra práctica del aseguramiento de los derechos humanos", dijo el diplomático en la misma rueda de prensa.