En Argentina se dispara el consumo de drogas sintéticas

Las estadísticas oficiales argentinas indican que cada día decenas de personas se internan en centros especiales de rehabilitación por el uso de drogas sintéticas.

Poder bailar alocadamente durante horas bajo el ruido ensordecedor de la música y conquistar a muchas chicas. Ese era el sueño de Nicolás, un ex drogadicto, y para eso recurría a los estimulantes sintéticos, especialmente al cristal, una metanfetamina. Así recuerda su vida de hasta hace seis meses.

"Yo quería relacionarme con las mujeres desde un lugar sano pero no podía. Necesitaba del cristal para poder acercarme a una mujer. Y en realidad era toda una mentira, porque me he encontrado consumiendo cristales muchas veces y he terminado en lugares donde decía cuando me levantaba: "¿Dónde estoy?, ¿Dónde me encuentro?", confiesa Nicolás.

Internado actualmente en un centro de rehabilitación en las afueras de Buenos Aires, el joven habla del extendido uso de estupefacientes sintéticos en forma de píldoras, conocidos como la "droga de las discotecas".

"Hoy en día en la Argentina se sufre mucho con esto de las drogas y más que nada en las discotecas. (…) Y la enfermedad de la adicción te lleva a cárceles, a hospitales o a la muerte", afirma.

Los especialistas confirman que el consumo de estos químicos suele causar un grave daño a la salud. "Los deterioros psicoanímicos, emocionales, depresiones y otras manifestaciones que pueden llegar hasta las psicosis alucinatorias, son muy frecuentes con las drogas sintéticas (...) Al principio uno cree que pasa a ser el "rey" de la historia y termina siendo el mendigo", explica el doctor Luis Schencman, director del Centro ‘Juntos Podemos’ de la capital argentina.

En un reciente informe, las Naciones Unidas expresaron su "preocupación" por el crecimiento del consumo de estupefacientes sintéticos, como el éxtasis y la metanfetamina, en toda Sudamérica. La ONU atribuye a la Argentina el segundo lugar en la lista de países afectados, ya que el uso de este tipo de estimulantes entre jóvenes se multiplicó más de 10 veces en apenas una década.

Las autoridades del país reconocen un incremento en la fabricación y consumo de estos narcóticos y centran ahora su lucha en los productos que se utilizan para su elaboración.

"Hoy prácticamente le diría que los estupefacientes tradicionales, como son la cocaína, la marihuana y la heroína, conviven en un mismo nivel con las drogas de diseño. Y cambiaron en esta parte del mundo drásticamente la visión del problema. A partir de 2007, 2008, empezó en estos países y en la Argentina un mayor control sobre las sustancias sin las cuales estas drogas no pueden fabricarse, que son los precursores químicos", afirma Mariano Donzelli, subsecretario de planeamiento de la Secretaría para la Prevención y lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR).

Sin embargo, algunas organizaciones locales denuncian que la Argentina no está haciendo aún lo suficiente. Es más, actualmente se ha convertido en un punto de partida para la expansión de los narcóticos sintéticos, que tienen su principal mercado en Estados Unidos.

"Hay grupos mexicanos que vienen a buscar la efedrina a la Argentina para después llevarla en aviones Cessna haciendo escalas en distintos países de Sudamérica hasta trepar el golfo de México, donde se fabrica el éxtasis para exportar a los Estados Unidos", asegura Claudio Izaguirre, de la Asociación Antidrogas de la Argentina.

Lo cierto es que, según las estadísticas oficiales argentinas, decenas de personas se internan por día en los más de 500 centros del país especializados en adicciones. Los tratamientos incluyen terapia individual y diálogos grupales en los que los afectados tienen la oportunidad de compartir sus logros y recaídas con otros pares.

Lejos del ruidoso frenesí de las discotecas, en diferentes centros de rehabilitación, los pacientes buscan recuperar la paz interior que la droga les arrebató. En esos lugares, muchos describen esta batalla como una larga lucha contra un "monstruo" que pareció atractivo por algunas horas, pero que luego terminó sumiéndolos en el terrible mundo de la narcodependencia.