A palos por seguridad: EE. UU. recurre a todo su arsenal 'no letal' contra los indignados
¿Hasta dónde están dispuestas a llegar las autoridades de Estados Unidos para proteger la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos? A tenor de las últimas demostraciones de fuerza contra manifestantes pacíficos, parece que muy lejos. Así parecen confirmarlo los acontecimientos de los últimos dos meses, desde que comenzó el movimiento 'Ocupa Wall Street'.
Salta a la vista que los altos funcionarios estadounidenses recurren a medidas bastante extrañas para justificar tan digno objetivo, siendo una de las más 'populares' la acción armada de la policía, que golpea, magulla y arresta a las personas cuyos intereses debería proteger.
Brutal carga policial
Así ocurrió en la Universidad de California en Davis (UCD), donde profesores y estudiantes organizaron el pasado viernes una protesta pacífica para apoyar al movimiento 'Ocupa Wall Street' y expresar la solidaridad con sus compañeros de la universidad de California en Berkeley, que fueron golpeados con porras y detenidos por las fuerzas de seguridad durante otra manifestación pacífica celebrada el 9 de noviembre.
Sin embargo, la rectora de la institución, Linda Katehi, no apoyó su iniciativa y decidió desmantelar las carpas instaladas por los 'indignados', escudándose en el supuesto peligro que entrañaban para la salud y la seguridad de los estudiantes.
En consecuencia, las fuerzas de seguridad protagonizaron un nuevo acto de represión, utilizando sus medios habituales -porras y gas pimienta- para dispersar a los jóvenes. De acuerdo con los medios locales, sus acciones causaron heridas a una manifestante, que tuvo que ser trasladada al hospital para ser tratada por quemaduras químicas. Además, los agentes practicaron nuevos arrestos y detuvieron al menos a diez participantes en la acción.
La difusión de un video que fue grabado durante la dispersión de los estudiantes generó una gran controversia. En las imágenes se aprecia cómo un policía rocía con gas pimienta los rostros de un grupo de estudiantes que no oponían ninguna resistencia, y que permanecían sentados en el suelo de su campus con los brazos cruzados.
Estas imágenes, que fueron difundidas en la Red, desataron fuertes críticas por parte de los profesores y alumnos de la universidad. El sábado la Asociación de la Facultad Davis se dirigió por medio de una carta abierta a la rectora Katehi, en la que tachaba sus acciones de "grave fallo de liderazgo" y exigía su dimisión. “Usted es responsable por esta represión porque es lo que habitualmente ocurre cuando se autoriza el uso de fuerza policial para dispersar a manifestantes pacíficos”, según el documento.
Por su parte, Linda Katehi lamentó lo sucedido y anunció la formación de un grupo integrado por académicos, estudiantes y personal administrativo para revisar los hechos relacionados con la protesta. Sin embargo, cargó el mochuelo a los 'indignados', a los que acusó de falta de colaboración, tanto con el personal de la escuela como con la policía a la hora de levantar el campamento.
Todo por la seguridad
"¿A quién sirve?" "¿A quién protege?" Así saltó uno de los 'indignados' de UC en el momento en que un oficial atacó con gas y porras a sus amigos. Las mismas preguntas se podrían lanzar a la administración de la UCD que inició la dispersión sin prestar atención a los métodos que iban a ser utilizados.
Durante las acciones de 'Ocupa Wall Street' en varias ciudades estadounidenses se han podido contemplar lo violentas que pueden llegar a ser las fuerzas del orden con los ciudadanos, a los que dispersa con porras, gases lacrimógenos, aerosoles de pimienta, bombas sonoras y cegadoras, dispositivos acústicos de largo alcance y las balas de goma y de plástico.
Todas estas armas están reconocidas como no letales, pero vistas de cerca pueden llegar a representar una seria amenaza para las personas que son objeto de la violencia policial.
Tal es el caso de las balas de goma y de plástico que se utilizan habitualmente para dispersar a los manifestantes en todo el mundo. Se ha demostrado que no causan mucho daño si no son disparadas a corta distancia, aunque es demasido frecuente que atraviesen la piel del blanco y se han dado casos de muertes bajo los efectos de estas municiones.
Por otra parte, todavía no se han investigado completamente los riesgos que entrañan las armas eléctricas de contacto, que también usan los oficiales contra la multitud, y que a veces pueden llegar a tener efectos letales.
En cuanto a los dispositivos acústicos de largo alcance, que también forman parte del 'arsenal' de las fuerzas de seguridad, permite emitir un sonido estridente, desconcertante, y potencialmente doloroso hasta de 151 decibelios lo que puede causar serios daños en el oído del hombre.
En cuanto a las bombas de cualquier tipo, dado que siempre se activan gracias a una explosión de su compuesto pirotécnico, su potencia puede resultar dañina en distancias cortas.
Todos estos tipos de arma inicialmente fueron creados para operaciones contra los terroristas, piratas o manifestantes agresivos. Mientras tanto, vemos cómo se aplican sin restricción contra los participantes de 'Occupy Wall Street', el movimiento pacífico que trata de invocar a "quienes poseen la mayor parte de la riqueza" en EE. UU.