El escudo de EE. UU., una 'bomba de relojería' para el desarme nuclear
Rusia no descarta abandonar el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas ruso-estadounidense (firmado en Praga en 2010), y podría renunciar a dar pasos en el ámbito del desarme si EE. UU. sigue empeñado en instalar su escudo antimisiles en Europa.
Así lo declaró esta semana el presidente Dmitri Medvédev en un mensaje especial. Horas después Washington subrayó que no modificará su programa.
'Fuego cruzado' de declaraciones sobre el escudo
El pasado miércoles el Kremlin mostró su disconformidad por la decisión la Casa Blanca de seguir adelante con la instalación de un escudo antimisiles en territorio europeo, plan que desarrolla mientras se niega a dar cualquier tipo de garantías jurídicas a Rusia de que la tecnología no va dirigida contra ella.
“En caso de producirse un desarrollo negativo de la situación, nos reservamos el derecho de renunciar a los siguientes pasos en el ámbito de desarme y, por consiguiente, de control de armamentos. Además teniendo en cuenta la relación inquebrantable entre los armamentos estratégicos ofensivos y defensivos, podrían surgir motivos para la salida de nuestro país del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, algo que estipula el contenido mismo de este convenio", advirtió Medvédev, que lamentó la indiferencia con la que Occidente atiende a las reclamaciones rusas.
"Por desgracia, Estados Unidos y otros socios de la OTAN no se disponen, al menos a día de hoy, a tomar en consideración nuestras preocupaciones sobre la actual arquitectura del escudo antimisiles europeo. Tan sólo nos convencen de que sus planes no van dirigidos contra Rusia, pero cuando les planteamos que sea puesto por escrito, en forma de compromisos jurídicos precisos, nos encontramos con un duro rechazo”, dijo Medvédev.
Ante la posible salida de Rusia del Tratado, Medvédev mandó activar la estación de aviso temprano de ataques en la región de Kaliningrado, en el Mar Báltico. Otra de las medidas consistirá en el refuerzo de la seguridad de las instalaciones estratégicas y los depósitos de armas nucleares, así como en la preparación de medidas técnicas que afecten a los centros de información y el manejo del escudo antimisiles de EE. UU.
Según el presidente, si estos pasos no bastaran, a ellos se sumaría el despliegue de misiles en el oeste y el sur de Rusia.
Esta declaración de intenciones se vio reforzada el jueves por otras palabras del mandatario ruso, que dijo que el sistema antimisiles estadounidense había sido impuesto a los países de Europa. “Mis socios, no voy a mencionar sus nombres para no ponerlos en una situación incómoda, varias veces me sugirieron: 'para qué nos preguntas si ya lo han decidido todo los estadounidenses. Ellos lo promueven y nuestro papel se limita a que somos miembros de la OTAN, les concedemos nuestro territorio y nada más, ni siquiera gastamos dinero en esto, simplemente no lo tenemos'", dijo.
Respuesta de Washington
El anuncio ruso halló eco en la comunidad internacional y ese mismo día Washington respondió que no dará marcha atrás a la construcción del sistema, que implica a Polonia, Turquía, Rumania y otros países.
Invitación rusa a dialogar
Al mismo tiempo que Rusia prepara medidas que evidencian su desacuerdo por la construcción del escudo antimisiles de EE. UU. en territorio europeo, Rusia apuesta por la vía del diálogo como mecanismo para llegar a un acuerdo común con Washington.
Esa propuesta fue bien recibida por diferentes organismo internacionales, así como por la Casa Blanca, donde ven con buenos ojos la creación de una mesa de diálogo con vistas a alcanzar un acuerdo que pudiera ser beneficioso para ambas potencias militares y la OTAN.
¿Dónde está el punto de no retorno?
“Contamos con un encargo directo del presidente de la Federación de Rusia para proseguir las negociaciones con Estados Unidos y otros socios de la OTAN, hasta que Washington pase el punto de no retorno en este asunto”, asegura Según Dmitri Rogozin, embajador de Rusia ante la OTAN,.
Para el diplomático “el punto de no retorno” llegará cuando Rusia averigüe definitivamente que el escudo antimisiles afecta a las zonas de control de las fuerzas nucleares estratégicas rusas.
“Todas las medidas anunciadas por el presidente de la Federación de Rusia son en gran parte asimétricas, económicas y todas están incluidas en el programa estatal de compras de armamento y material”, reconoció el embajador.