Una nueva página en el 'caso del polonio'
Los investigadores rusos han iniciado un proceso criminal sobre el intento de asesinato del alto funcionario ruso Andrei Lugovói, testigo en el 'caso del polonio', que investiga la muerte del ex oficial ruso Alexánder Litvinenko, quien falleció tras haber sido intoxicado con polonio en 2006 en el Reino Unido.
El Comité de Investigación de Rusia señaló que el diputado y empresario ruso Lugovói ha sido víctima de un atentado fallido, al confirmarse que él también fue envenenado con esa sustancia radiactiva cuando se reunió con Litvinenko en otoño de 2006 en Londres. Por su parte, las autoridades del Reino Unido consideran a Lugovoy como el principal sospechoso del homicidio de Litvinenko.
'El caso del polonio'
En el año 2000 Alexánder Litvinenko, ex agente de los servicios especiales rusos, huyó de la justicia de este país tras haber sido acusado de perpetrar secuestros y cometer abuso de poder, exiliándose en el Reino Unido, donde luego recibió asilo político. En 2002 le juzgaron en ausencia en Rusia, hallándole culpable de abuso de poder, robo de explosivos y compra ilegal de armas y pertrechos, por lo que fue condenado en rebeldía a tres años y medio de prisión.
Posteriormente, Litvinenko colaboró con los servicios de inteligencia británicos, algo que fue confirmado después de su muerte por su viuda, Marina Anna Carter.
Poco después de obtener la nacionalidad británica, en 2006, el ex agente falleció a los 43 años de edad en misteriosas circustancias. Según anunciaron los médicos británicos, en su cuerpo se encontraron elementos de un material altamente tóxico, radiactivo y de peligroso manejo: el polonio-210. No obstante, a día de hoy ni las conclusiones ni los resultados de la autopsia del cuerpo han sido divulgados.
En el asunto resultaron implicados dos ciudadanos rusos, Andrei Lugovói y Dmitri Kovtun, quienes fueron investigados por haber visitado un hotel en el que se reunieron con Litvinenko poco antes de su muerte y dónde supuestamente el ex agente habría sido envenenado.
Un punto de discordia
Casi desde el momento de la muerte de Litvinenko, los servicios británicos señalaron a Andrei Lugovói como principal sospechoso del homicidio, asegurando que tenían numerosas pruebas de su culpabilidad. Posteriormente Londres exigió la extradición del acusado, insistiendo en que era el único modo de hacer justicia.
Por su parte, Moscú se negó a tramitar esta entrega, asegurando que no violaría su Constitución, la cual prohíbe expresamente la extradición de ciudadanos rusos, pero manifiestó su disposición a colaborar con la investigación.
Sin embargo, está iniciativa fue recibida sin demasiado entusiasmo por parte de las autoridades británicas. Asimismo, los jueces de instrucción de aquel país rechazaron proporcionar a la parte rusa materiales que pudieran demostrar las acusaciones contra Lugovói.
El complicado caso de Litvinenko se convirtió en un punto de discordia en las relaciones entre Moscú y Londres. Tras la negativa de Rusia de extraditar Lugovói, el Reino Unido expulsó del país a cuatro funcionarios rusos. Luego Rusia deportó a cuatro colaboradores de la embajada británica en la capital rusa.
Aunque ha transcurrido un lustro desde el asesinato, los avances en la investigación son escasos. El pasado mes de septiembre el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y el primer ministro británico, David Cameron, coincidieron en señalar que el caso no debe obstaculizar el desarrollo de las relaciones bilaterales.
El proceso continúa
Actualmente el Comité de Investigación sigue examinando los casos de la muerte de Litvinenko y el atentado contra la vida de Kovtun, que también fue envenenado después de su reunión. Estos procesos siguen desarrollándose desde diciembre de 2006.
Y tras recibir las pruebas del envenenamiento de Lugovoi, el caso sobre este crimen se ha unido a los dos precedentes, según informó el portavoz del Comité de Investigación, Vladímir Markin. Este precisó también que el castigo máximo que podrían recibir los culpables de estos delitos es de cadena perpetua.
Por su parte, Lugovói calificó el inicio de su caso como una decisión "justa". "Estoy contento por esta decisión. Ya llevo diciendo durante cinco años que soy una víctima que ha sufrido daños físicos y morales".