Siria, dispuesta a recibir observadores de la Liga Árabe
Siria aceptó el plan de la Liga Árabe que estipulaba el envío de observadores a su territorio. Al mismo tiempo, las autoridades del país pidieron tiempo para firmar definitivamente el protocolo, luego de que el organismo regional implementó las sanciones anunciadas el pasado sábado.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de Siria, Yihad Makdissi, afirmó este lunes que su país “respondió positivamente” a la iniciativa de la Liga Árabe en un esfuerzo por poner fin a una crisis de ocho meses. Aseguró además que está abierto a la admisión de observadores que atestiguen el alto al fuego del gobierno del presidente Bashar al Assad.
Makdissi detalló que el domingo por la noche el ministro de Exteriores sirio, Walid Muallem, envió una carta al secretario general de la Liga, Nabil al Arabi. Todavía no se especificaban las condiciones para la llegada de los observadores, pero ya se ventiló la intención de Siria de crear un comité que colabore con ellos.
Eso no impidió a la Liga Árabe activar las sanciones económicas contra Siria y negarse a dar un nuevo plazo a Damasco para que acepte la misión de observadores. Según dijo al Arabi, el planteamiento por parte del gobierno sirio de nuevas condiciones para su llegada es la razón principal para explicar una medida tan rígida. Entre otras cosas, Damasco insistía en que el protocolo se firmara en Damasco y no en El Cairo, sede de la Liga.
Siria aceptó el plan de la Liga Árabe tras vencerse el último plazo dado por esta organización para evitar la imposición de sanciones al régimen de Damasco. Anteriormente, durante largo rato se oponía a la iniciativa, ya que consideraba que violaba su soberanía.
Entre las sanciones aprobadas por la Liga Árabe contra Siria el pasado 27 de noviembre están la reducción a la mitad del número de vuelos comerciales que unen los países árabes con Siria y la prohibición de viajar a 19 altos funcionarios. Además, se detuvieron los intercambios comerciales y financieros con el gobierno de Siria, a excepción de las mercancías necesarias para la población; así como las transacciones con el Banco Central Sirio.
Desde marzo pasado, las represiones de las marchas antigubernamentales han dejado más de 4.000 muertos, según datos de las Naciones Unidas. La semana pasada, Navi Pillay, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, dijo que la situación en el país se aproximaba a una guerra civil.