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Donde pone el ojo pone la bala: ¿Cambiará la Liga Árabe observadores por tropas en Siria?

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La Liga Árabe no descarta el envío de tropas a Siria, a pesar de que sus observadores ya fueron testigos de la liberación de prisioneros sirios tras el decreto de amnistía general.
Donde pone el ojo pone la bala: ¿Cambiará la Liga Árabe observadores por tropas en Siria?

La Liga Árabe no descarta el envío de tropas a Siria, a pesar de que sus observadores ya fueron testigos de la liberación de prisioneros sirios tras el decreto de amnistía general.

El secretario general de la organización, Nabil al Arabi, anunció que la eventual llegada de tropas de paz estará en la agenda de una próxima reunión de la Liga. El exsecretario general del bloque regional, Amre Mussa, también apuntó esta posibilidad.

"El consejo de la Liga Árabe se reunirá muy pronto para estudiar si se reemplaza la misión de observadores por una fuerza militar árabe para distinguir entre Ejército y civiles", informó a través de Al Jazeera.

Por su parte, el experto de RT, historiador y periodista Ingo Niebel, opina que los países que propusieron desplegar militares en Siria, en realidad no tomaron esta decisión de formas independiente. “La decisión demuestra una vez más que el mundo árabe en su totalidad está lejos de emanciparse del tutelaje ante todo de Washington, tal y como recientemente han hecho los países sudamericanos y del Caribe”.

Además, Niebel relaciona directamente la situación en Siria con la de Irán. “Se sabía que entre Washington, Bruselas -es decir, la UE- y Tel Aviv había consultas respecto a una cuestión: si primero Siria y después Irán o primero Irán y después Siria. Con la decisión recientemente tomada se ha fijado el rumbo hacia Siria como primer objetivo, pero teniendo claro que cualquier golpe contra Siria es para dárselo en realidad a Irán”.

Liberación masiva

Mientras tanto, la gente en Damasco, la capital de Siria, discute la última decisión del gobierno en relación a la crisis que azota el país, consistente en la firma por parte del presidente Bashar al Assad de un decreto sobre una amnistía general para todos los que cometieron crímenes desde el inicio del conflicto.

En el último mes, el mandatario ha firmado otros decretos de amnistía para poner en libertad a "miles de personas cuyas manos no están manchadas de sangre". La última amnistía se remonta al pasado 5 de enero, cuando el Gobierno anunció la liberación de más de 500 detenidos.

“Este paso demuestra que Siria busca una solución política. Y, además, esto es una prueba de que la cooperación con la Liga Árabe es exitosa”, estima el analista político Taleb Ibrahim.

Los primeros presos en el marco de la amnistía general ya han sido liberados. Cerca de las puertas de la cárcel donde se encontraban presos se ha reunido un grupo de personas que esperaba la liberación de sus familiares y amigos, que dejaron la prisión provistos de sus pertemencias, ropa y mantas.

“Estaba en mi casa, en la ciudad de Harasya, ellos buscaban a las bandas armadas”, recordó uno de ellos. “Y como tenía unas armas que heredé de mi abuelo, me acusaron de guardar armas ilegales. Estuve aquí durante tres meses. Sólo esta mañana supe de la amnistía. La gente se emocionó mucho al enterarse de que habrá amnistía, nadie pensaba que esto podría ocurrir”, confesó.

“Fui acusado de desestabilizar la seguridad de la patria. Nunca participé en las protestas, me arrestaron por error”, explica otro de los liberados.

Muchos de ellos comentaron que los habían arrestado por participar en las protestas y que fueron acusados de amenazar a la seguridad nacional.

Los sirios quieren seguridad

Esta última decisión del mandatario sobre una amnistía general ha generado reacciones contradictorias en la sociedad siria. Por un lado los sirios apoyan esta medida y la contemplan como un paso necesario para lograr la reconciliación nacional.

“Sé que el presidente no es responsable de las acciones de los extremistas. Pero si él cede, ellos van a desestabilizar el país”, dijo al corresponsal de RT, Armén Zakharián, uno de los residentes sirios. “Nadie quiere abandonar la patria, es nuestro país y sé que nuestros padres piensan lo mismo. Queremos que todos nos dejen en paz y se dediquen a los asuntos de sus países”, añadió.

Pero por otro lado muchos aseguran que la crisis ya ha llegado demasiado lejos y que ellos no quieren ni reformas ni amnistías, ya que su única aspiración ahora es la seguridad y que el gobierno adopte medidas extra para fortalecerla. En Damasco uno puede entender fácilmente a qué se deben estas reacciones, ya que la capital siria -según confiesan sus habitantes- ha sido uno de los lugares más tranquilos del país incluso en los días más difíciles del conflicto.

Pero los dos atentados que tuvieron lugar en diciembre y en enero en Damasco asustaron terriblemente a sus ciudadanos. En general la vida aquí no para y todos están ocupados en sus asuntos diarios, aunque uno puede sentir que el ambiente en la capital, sobre todo con la llegada de la noche, es muy tenso.

Las medidas de seguridad en la capital siria son extraordinarias. Damasco es ahora una ciudad literalmente 'cortada' por todas partes, es decir en todas las carreteras de acceso a Damasco hay soldados del ejército montando guardia que vigilan todos los automóviles que entran en la capital o salen de ella.

Además, antes de poder acercarse a un hotel todos los automóviles paran frente a una barrera, donde especialistas los registran para asegurarse de que no llevan explosivos dentro.

En Damasco medidas como esta se aplican en todas parte para aplacar el miedo que aumenta cada día.

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