Turquía tiende la alfombra al 'ojo vigilante' de EE. UU.
Turquía ha desplegado en su territorio el radar estadounidense que formará parte del escudo antimisiles, informó el Ministerio de asuntos exteriores turco. Irán se opone firmemente a la instalación de este tipo de tecnología militar a tiro de piedra de su frontera.
El radiolocalizador de tipo X-band An/TPY-2 es un elemento del escudo de la OTAN en Europa y forma parte del sistema Terminal de Defensa de Área de Gran Altitud (THAAD, según sus siglas en inglés). Está diseñado para interceptar misiles de medio alcance a grandes alturas.
La instalación, desplegada en la ciudad de Malatia (zona central del país, a unos 630 km de Ankara), es gestionada por militares estadounidenses, ya que el ejército turco no cuenta con sus propios especialistas. Este lugar fue elegido para que las naves militares de EE. UU. basadas en el mar Mediterráneo puedan “observar instantáneamente” el este turco, que limita con Irán. Según las declaraciones oficiales, la amenaza iraní es la que justifica la instalación del sistema antimisiles de la OTAN.
Irán, inmersa en una situación internacional tensa, se muestra contra la presencia de nuevas instalaciones militares de la Alianza cerca de sus fronteras. La semana pasada Ali Larijani, portavoz del parlamento iraní, reiteró la protesta durante su visita al estado turco.
Turquía es una de los cinco países, junto con España, Portugal, Rumania y Polonia, que acordaron el despliegue en su territorio de instalaciones militares de la OTAN, entre ellas misiles interceptores basados en silos, buques equipados con misiles y radares.
El sistema también preocupa a las autoridades rusas. Las negociaciones sobre el escudo antimisiles en Europa llegaron a un callejón sin salida después de que EE. UU. rechazara prestar a Rusia garantías jurídicas de que el escudo no va dirigido contra ella. Según la administración de Obama, la cuestión de las garantías atañe sólo a los países de la OTAN.
Por su parte, el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores comentó que no ve indicios de que EE. UU. esté dispuesto a acceder a los deseos de Rusia. A finales de noviembre, el presidente Dmitri Medvédev aseguró que Rusia podría salirse del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas firmado en Praga en 2010 y abandonar el pacto de desarme si las partes no llegan a un acuerdo sobre el escudo en Europa.