La visita del Papa a México: ¿un apoyo preelectoral al poder?
La visita del Papa Benedicto XVI a México también puede ser utilizada por las autoridades mexicanas en su futura carrera electoral, lo que hace que la presencia del pontífice genere opiniones encontradas en la sociedad mexicana, según las sospechas de muchos analistas.
Por un lado, Benedicto XVI tiene un apoyo casi total entre los numerosos creyentes católicos mexicanos. Datos del Gobierno señalan que alrededor de 600.000 personas recibieron a Benedicto XVI a lo largo del recorrido desde el Aeropuerto Internacional de Guanajuato hasta el Colegio Miraflores, en León, donde comenzó su gira latinoamericana.
Pero tampoco faltó la reacción de los que critican al Vaticano por su política conservadora. Como ya ha sucedido en otros países del mundo, la visita del sumo pontífice ha sido acompañada por varios actos de protesta por parte de las minorías sexuales o de los partidarios de la legalización del aborto, entre otros. Además, gran parte de la población está descontenta por tener que costear con sus impuestos la estancia del Papa en el Estado mexicano.
De cara a las elecciones
La prensa local destaca el primer mensaje que envió Benedicto XVI en México para condenar el crimen organizado y rezar por las víctimas que ha provocado la violencia en el país. Bajo el mandato del presidente Felipe Calderón, unas 50.000 personas han sido asesinadas en las guerras de los grupos de narcotraficantes.
Algunos expertos aseguran que el problema de la violencia en México nunca será el tema central de la visita del Papa, sobre todo si esta quiere emplearse para que dé beneficios políticos de cara a los comicios del próximo 1 de julio.
Para “un país que no esté en guerra, los muertos son escandalosamente numerosos”, pero se dice poco “de lo que está aconteciendo en México”, lamenta el trabajador comunitario Arnoldo Borja. En estas condiciones, admite que Benedicto XVI “viene a apoyar al poder” porque así el Gobierno puede ser más apreciado por aquellas personas que se alegran de poder ver al líder católico en su país.
Además, Arnoldo Borja recuerda el artículo 24 de la Constitución mexicana que indica que México "es un país laico". Sin embargo, se pretende crear la imagen de "un país confesional, un país que prácticamente se somete" a la creencia religiosa católica.