Una niña enciende las alarmas en un aeropuerto de EE. UU. por negarse a que la cacheen
Michelle Brademeyer pasaba por los controles de seguridad con su madre y su pequeña hija, Isabella. Cuando a la señora la hicieron someterse al cacheo, su nieta se acercó y la abrazó. En ese momento, la TSA supuso que la abuela podría haber pasado un arma a la niña y le ordenó también pasar el cacheo.
En respuesta a la negativa de la niña ("yo no quiero"), la TSA pasó a contemplar a Isabel como "gran amenaza para la seguridad" -según la madre- y dijo que cerrarían el aeropuerto si se movía.
Después la niña fue trasladada a una sala donde intentaron que dejara de llorar. Como Isabel no pudo tranquilizarse de inmediato, los agentes pidieron refuerzos argumentando que "la sospechosa se negó a cooperar".
Una vez tranquilizada y cacheada la niña, les permitieron subir al vuelo.
Mientras la familia afectada y los defensores de derechos humanos expresaron su indignación ante tales medidas exageradas de seguridad, la TSA no piensa disculparse. "La TSA ha revisado el incidente y ha determinado que los oficiales siguieron los procedimientos adecuados para llevar a cabo un cacheo a la niña", reza el comunicado oficial.