Bahréin: al borde de la guerra civil y religiosa, objeto de interés comercial para EE. UU.
El país más pequeño del Golfo Pérsico se ve fuertemente dividido a causa de una violenta confrontación en su gobierno entre la mayoría chiíta y la minoría sunita. La situación del archipiélago alarma a muchas naciones interesadas en su estabilidad.
Aun así, la feroz retórica occidental, que no tardó en caer sobre los regímenes de Egipto, Libia y Siria con la llegada de la primavera árabe, parece haber esquivado a Bahréin.
"El régimen bahreiní está llevando un juego muy peligroso. Tiene una mayoría en contra de su propio Gobierno y estamos viendo ahora lo que muchos llaman los días finales", cree el periodista Afshin Rattansi. "Desde luego, hay enormes acuerdos de armas con comerciantes estadounidenses y británicos que el Gobierno de Bahréin podrá usar contra los manifestantes", explica.
EE. UU.: el interés comercial siempre prevale sobre la democracia
Washington, que enseguida criticó el interés de Rusia en Siria, no habla sobre su renovado contrato de ventas de armas a Bahréin por 53 millones de dólares, incluso después de una sangrienta campaña contra los manifestantes en la isla árabe.
Por su parte, los funcionarios bahreiníes al menos reconocen los violentos enfrentamientos entre la Policía y los civiles. "¿Que si hubo violaciones de los derechos humanos en Bahréin? Sí las hubo. Pero también las hubo en Estados Unidos y en el Reino Unido. ¿Eso quiere decir que esté permitido?", cuestiona Isa Abduljabbar Alkhooheji, un miembro del Parlamento de Bahréin. "No, no está permitido. Por eso estamos tratando de arreglarlo desde el interior de Bahréin", añade.
El reino alberga la quinta flotilla norteamericana, la base más grande de sus naves militares en esa región tan rica en crudo, a tan solo un tiro de piedra de Irán.
El contingente estadounidense de más de 4.000 soldados desplegados en sus costas podría ser el cinturón de seguridad que Bahréin utilice para protegerse de las reiteradas reclamaciones territoriales por parte de Teherán. Aunque la última de ellas tuvo lugar en 1971.
"Uno no puede negar el interés de Estados Unidos en que el rey se mantenga en el poder gozando de total autoridad y que su gente reprima cualquier llamamiento democrático, por ejemplo, para retirar las bases estadounidenses de esta parte del mundo como cualquier país soberano que no quisiera tener bases extranjeras en su territorio, de no ser necesario", explica el experto Omar Nashabe.
Mientras algunos subrayan la importancia que tiene para la nación árabe la protección estadounidense contra la posible amenaza iraní, otros indican que, en cambio, es Washington el que no puede permitirse perder a un aliado tan valioso en el Golfo.
"La ironía respecto a las dictaduras del Golfo Pérsico es que no tienen por qué ser sumisas. Sí que tienen un poder, el poder energético. Y el hecho de que estos dictadores del golfo Pérsico sigan siendo tan serviles a Washington, y hasta a Londres, demuestra la clase de mentalidad colonial que debe de rodear a las familias de estos gobernantes árabes", cree Afshin Rattansi.
Sea como sea la distribución de fuerzas bahreiníes, tanto Estados Unidos como otras varias potencias de Occidente prefieren hacer la vista gorda cuando se trata de uno de sus aliados. Y con un futuro para el país aún incierto, mucho dependerá de si los países poderosos seguirán con su política de doble rasero.