La crisis económica calienta los ánimos separatistas en Italia
En Italia aparece la retórica separatista en una provincia que no se ha visto afectada por la crisis, pero ahora se siente forzada a salvar al país entero. Se trata de la provincia del Tirol del Sur, situada en el extremo norte de Italia, entre las fronteras de Suiza y Austria.
Bolzano en el mapa es una ciudad tan italiana como Roma o Milán, pero aquí en la capital de Tirol del Sur la mayoría habla alemán, los restaurantes ofrecen pasta y schnitzels por igual y el desempleo es prácticamente inexistente. Parece un paraíso en una Italia sumida en la crisis.
Los habitantes locales llevan años luchando por la independencia de la región. “Somos tiroleses, nuestro idioma es el alemán. Nos separaron del resto del Tirol a la fuerza hace casi 100 años. Hemos visto cómo el fascismo cambió nuestra lengua, cerró nuestras escuelas, censuró nuestras tradiciones y canciones”, señala Eva Klotz, la líder de la Alianza para la Libertad de Tirol del Sur.
Klotz se refiere a la ocupación del sur del Tirol por parte de Italia al final de la I Guerra Mundial y su posterior anexión al resto del país. Por ello, el Estado central le daría años después un alto grado de autonomía que incluso le permite quedarse con el 90% de los impuestos que recauda en la región.
La deuda cero de la provincia más rica de Italia contrasta con los más de 1,9 billones de euros que debe el Estado italiano. Algo que a ojos del primer ministro, Mario Monti, se traduce en exigirles una mayor ayuda para su plan de rescate de la economía del país.
“El Gobierno de Monti nos pide una cifra distinta cada día y ni siquiera podemos planificar nuestro propio presupuesto. Así solo conseguirán que con el tiempo dejemos de tener una economía europea para convertirla en italiana, con un índice de crecimiento cero”, señala el ministro de Economía local, Thomas Widdman.
Este año Tirol del Sur deberá aportar a las arcas del estado 120 millones de euros adicionales. Esa cifra se suma al habitual 10% de los impuestos recaudados. Unas exigencias que han llevado a Widdman a plantear la compra de la total autonomía mediante el pago de la parte de la deuda nacional que le corresponde a la provincia. 15.000 millones de euros sería el precio a pagar por desprenderse de las condiciones que todavía impone Roma. Pero no por la independencia que otros anhelan.
“Dar al Estado 15.000 millones de euros para seguir formando parte de Italia es una locura. Yo pagaría, pero para obtener la libertad y no para continuar en Italia, donde nunca tendremos ninguna garantía”, afirma Eva Klotz.
Así piensa también la nacionalista Ulli Mair, presidenta del Partido de los Libertadores. Su partido es uno más de los que últimamente toman la precaria economía italiana como argumento para pedir un Tirol del Sur independiente.
“Ahora los italianos que viven aquí, en Tirol del Sur, ven la situación del Estado y también sienten la crisis, pero saben que esta región tiene otras capacidades y un futuro mucho mejor que el de Italia. Por eso necesitamos ser un Estado libre”, explica la política.
El llamamiento a la autodeterminación que hacen estas formaciones nacionalistas se ha intensificado desde que Italia quedó al borde de la bancarrota. Tanto es así que en marzo, el Partido de los Libertadores presentó un esbozo de Constitución que ahora pretende someter a referéndum.
Sin embargo, no todo son ánimos separatistas. Las opiniones en la calle parecen decantarse hacia el lado que les gusta menos a estos políticos. Así hay quienes opinan que “todos tienen que poner su grano de arena para salir adelante”, sin importar que sea la región más rica. Otros acusan a los políticos separatistas de egoísmo y señalan que sus promesas de que tras la separación la región vivirá mejor, “son solo palabras”.
Cada céntimo de euro que se gasta en Tirol del Sur se ha convertido en un argumento para ensalzar las ansias de independencia de los partidos nacionalistas. Pero pese a la voluntad de algunos, todavía un 10% de los impuestos de cada producto que se vende en esta provincia se destinará a la causa de salvar la debilitada economía del Estado italiano.