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Los dispersarán antes de poder manifestarse
Manifestantes de Ocupa Wall Street se preparan para protestar por la Cumbre de la OTAN en Chicago (EE. UU.), mientras la policía ya alista sus dispositivos antimotines de última tecnología.
A pesar de que los activistas anunciaron una protesta pacífica, la Policía de Chicago invirtió hasta un millón de dólares en dispositivos antidisturbios, como cañones acústicos de largo alcance ( LRAD, por sus siglas en inglés) que usarán para neutralizar a las personas con un ruido ensordecedor.
"Esto es simplemente una herramienta para la gestión de riesgos”, argumentó la portavoz de la Policía, Melissa Stratton, en referencia a los LRAD y a las denuncias de que afectan el sistema auditivo. Según ella, los cañones sónicos harán que la multitud escuche las advertencias policiales a pesar del ruido ambiental.
La primera vez que estos aparatos fueron empleados contra manifestantes fue en el 2009, durante la Cumbre del G-20 en Pittsburgh, Pensilvania. Entonces la policía dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento, pero sólo después de usar los LRAD.
El abogado Vic Walczak aseguró que este dispositivo es capaz de causar la pérdida permanente de la audición en las personas contra las que es dirigido. El defensor de Karen Piper, un profesor universitario que alega haber sufrido daños auditivos irreversibles debido al LRAD empleado en las protestas de 2009 reiteró que el cañón es más peligroso que las pistolas eléctricas Taser y que "no se debe utilizar fuera del campo de batalla."
En los últimos meses, la Policía estadounidense ha recurrido con mucha frecuencia a los dispositivos de última tecnología para acallar las manifestaciones de 'indignados' de Ocupa Wall Street, que desde septiembre pasado y a pesar de la represión en su contra, siguen luchando contra el 1 % de la población del país, que según ellos son los 'tiburones del capitalismo'.
Así, en diciembre pasado las fuerzas de seguridad desplegaron un escudo que produce ondas sonoras de baja frecuencia, obstruye las vías respiratorias y dificulta la respiración. Su objetivo es inmovilizar con esta 'presión sonora' al posible agresor a una distancia de unas decenas de metros.
"Chicago es mi ciudad natal y el alcalde no me hace sentir bienvenido", comentó Tom Morello, uno de los activistas . "No me importa lo que digan o hagan, voy a ir y a decir lo que pienso", asegura este 'indignado' que refleja con ello los caldeados ánimos en el país.
"Esto es simplemente una herramienta para la gestión de riesgos”, argumentó la portavoz de la Policía, Melissa Stratton, en referencia a los LRAD y a las denuncias de que afectan el sistema auditivo. Según ella, los cañones sónicos harán que la multitud escuche las advertencias policiales a pesar del ruido ambiental.
La primera vez que estos aparatos fueron empleados contra manifestantes fue en el 2009, durante la Cumbre del G-20 en Pittsburgh, Pensilvania. Entonces la policía dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento, pero sólo después de usar los LRAD.
El abogado Vic Walczak aseguró que este dispositivo es capaz de causar la pérdida permanente de la audición en las personas contra las que es dirigido. El defensor de Karen Piper, un profesor universitario que alega haber sufrido daños auditivos irreversibles debido al LRAD empleado en las protestas de 2009 reiteró que el cañón es más peligroso que las pistolas eléctricas Taser y que "no se debe utilizar fuera del campo de batalla."
En los últimos meses, la Policía estadounidense ha recurrido con mucha frecuencia a los dispositivos de última tecnología para acallar las manifestaciones de 'indignados' de Ocupa Wall Street, que desde septiembre pasado y a pesar de la represión en su contra, siguen luchando contra el 1 % de la población del país, que según ellos son los 'tiburones del capitalismo'.
Así, en diciembre pasado las fuerzas de seguridad desplegaron un escudo que produce ondas sonoras de baja frecuencia, obstruye las vías respiratorias y dificulta la respiración. Su objetivo es inmovilizar con esta 'presión sonora' al posible agresor a una distancia de unas decenas de metros.
"Chicago es mi ciudad natal y el alcalde no me hace sentir bienvenido", comentó Tom Morello, uno de los activistas . "No me importa lo que digan o hagan, voy a ir y a decir lo que pienso", asegura este 'indignado' que refleja con ello los caldeados ánimos en el país.
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