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Brasil cierra el basurero más grande de América Latina
En Río de Janeiro se cierra el vertedero más grande de toda América Latina, una imponente montaña de basura conocida como Jardim Gramacho. Así la ciudad sigue preparándose para recibir una conferencia de la ONU sobre ecología, el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos.
En su lugar se creará una instalación que procesará gases de efecto invernadero generados por los desechos en descomposición, convirtiéndolos en combustible para vehículos y para calentar viviendas. La mayor parte de los desperdicios de Río de Janeiro irán ahora a parar a este nuevo vertedero de Seropedica de alta tecnología, gestionado por Petrobras.
En los últimos tiempos el basurero recibía unas 9.000 toneladas de desperdicios diarios y durante sus 34 años de funcionamiento acumuló en total hasta 60 millones de toneladas de basura.
Jardim Gramacho se estableció en 1978 y durante dos décadas funcionó casi sin supervisión, por lo que las filtraciones de desperdicios tóxicos presentes allí contaminaron el agua de la Bahía de Guanabara. Solo en la década de los 90 las autoridades prohibieron que menores trabajasen en el lugar y registraron a los recicladores que llevaban a cabo su labor allí.
El cierre del vertedero se planeaba desde hace varios años, pero se produjo solo ahora, en vísperas de la conferencia de la ONU Río+20 sobre desarrollo sostenible en junio de 2012 y con la vista puesta en la futura Copa Mundial de fútbol de 2014 y en los Juegos Olímpicos de 2016.
Pese a ser una buena noticia para los ecologistas, económica y socialmente no parece tan rentable: ahora serán despedidas unas 1.700 personas que trabajaban allí reciclando la basura a mano. Algunos de ellos confiesan que llegaban a cobrar hasta 1.500 dólares al mes, cinco veces más que el salario mínimo de Brasil. Ahora recibirán una indemnización de hasta 7.500 dólares y algunos de ellos podrán encontrar empleo en la nueva instalación de reciclaje.
A finales de 2011 se cerró también otro monstruoso vertedero latinoamericano, el de Bordo Poniente de la ciudad de México.
En los últimos tiempos el basurero recibía unas 9.000 toneladas de desperdicios diarios y durante sus 34 años de funcionamiento acumuló en total hasta 60 millones de toneladas de basura.
Jardim Gramacho se estableció en 1978 y durante dos décadas funcionó casi sin supervisión, por lo que las filtraciones de desperdicios tóxicos presentes allí contaminaron el agua de la Bahía de Guanabara. Solo en la década de los 90 las autoridades prohibieron que menores trabajasen en el lugar y registraron a los recicladores que llevaban a cabo su labor allí.
El cierre del vertedero se planeaba desde hace varios años, pero se produjo solo ahora, en vísperas de la conferencia de la ONU Río+20 sobre desarrollo sostenible en junio de 2012 y con la vista puesta en la futura Copa Mundial de fútbol de 2014 y en los Juegos Olímpicos de 2016.
Pese a ser una buena noticia para los ecologistas, económica y socialmente no parece tan rentable: ahora serán despedidas unas 1.700 personas que trabajaban allí reciclando la basura a mano. Algunos de ellos confiesan que llegaban a cobrar hasta 1.500 dólares al mes, cinco veces más que el salario mínimo de Brasil. Ahora recibirán una indemnización de hasta 7.500 dólares y algunos de ellos podrán encontrar empleo en la nueva instalación de reciclaje.
A finales de 2011 se cerró también otro monstruoso vertedero latinoamericano, el de Bordo Poniente de la ciudad de México.
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