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El islam en Alemania, ¿una amenaza velada?
El amplio reparto de ejemplares del Corán en Alemania por parte de un grupo radical islamista provoca controversia. Algunos consideran esta actividad una explotación del libro sagrado con fines extremistas; otros, una mera campaña proselitista.
La polémica saltó hace unas semanas después de que un grupo de islamistas ultraconservadores comenzara a distribuir gratuitamente unos 300 000 ejemplares del Corán en decenas de ciudades alemanas. En realidad, el objetivo de la campaña es mucho amplio: colocar en cada hogar del país un ejemplar del libro sagrado de los musulmanes. Un hecho que en sí muchos ciudadanos no ven con extrañeza.
La Constitución germana respalda la libertad religiosa. ¿Cuál es el límite en Alemania? Que en ella se promueva la violencia y el odio. Y es en ese punto donde hay un debate abierto. Una parte del país considera que la entrega del Corán esconde una amenaza velada. Su distribución, creen, es una herramienta para reclutar radicales.
"Creo que esta gente es peligrosa. No solo enseñan el Corán, que está bien, sino que todo esto conlleva una específica interpretación del Corán que promueve la violencia en estos jóvenes", sostiene Claudia Dantschke, miembro del Centro de Cultura Democrática.
La discusión también ha aterrizado en el Parlamento alemán. Pocos se han quedado callados. Dentro del Gobierno de Merkel han roto una lanza a favor de la distribución del libro ya que el islam es una religión más.
Sin embargo, la mayoría de los políticos, independientemente de su postura ideológica, ha alzado su voz en contra de una campaña religiosa sin precedentes en el país. Algunos parlamentarios creen que no se pueden admitir movimientos que quieran destruir el país.
"Quien hace mal uso de la libertad que establece nuestra constitución para intentar crear un nuevo Estado que luche contra el Estado existente, está saltándose las normas. Por ello, los servicios oficiales deben tomar medidas", expresa el parlamentario europeo alemán Markus Ferber.
Y al igual que este líder, muchos otros ultraconservadores creen que la ley islámica está por encima de la Constitución. En Occidente, los grupos salafistas, una facción sunita musulmana, a menudo están vinculados a grupos terroristas y a la llamada guerra santa contra los infieles, pero desde el mundo árabe quieren hacer una distinción.
"No todos los salafistas forman parte de Al Qaeda o son yihadistas. Hay muchos de ellos que pueden vivir en otras sociedades de manera democrática", opina Omar Bakri, experto en grupos islamistas.
En Alemania viven en torno a cuatro millones de musulmanes. De ellos, solo un 0,1 % forman parte de grupos salafistas, según los servicios secretos del país. Por eso, muchas personas de esta comunidad religiosa están cansadas de que por una pequeña minoría, ellos y el propio Corán estén estigmatizados. Muchos de ellos vinieron de Turquía en los años sesenta y setenta y con su trabajo contribuyeron a que se hiciera realidad el milagro económico alemán. Sin embargo, algunos analistas creen que esos inmigrantes de segunda o tercera generación no son vistos con buenos ojos en el país.
"No se les considera portadores de valores comunes. No se les considera portadores de una cultura rica que compartir y la desconfianza, crece y crece", dice Ana Isabel Planet, profesora de Estudios Árabes e Islamismo de la Universidad Autónoma de Madrid.
La distribución del Corán es otro capítulo en la controvertida relación entre el Estado alemán y su comunidad musulmana. Pero en esta ocasión, y ante la falta de pruebas de que estos grupos ultraconservadores haya cometido alguna actividad ilegal, todo quedará en un debate más.
"Creo que esta gente es peligrosa. No solo enseñan el Corán, que está bien, sino que todo esto conlleva una específica interpretación del Corán que promueve la violencia en estos jóvenes", sostiene Claudia Dantschke, miembro del Centro de Cultura Democrática.
La discusión también ha aterrizado en el Parlamento alemán. Pocos se han quedado callados. Dentro del Gobierno de Merkel han roto una lanza a favor de la distribución del libro ya que el islam es una religión más.
Sin embargo, la mayoría de los políticos, independientemente de su postura ideológica, ha alzado su voz en contra de una campaña religiosa sin precedentes en el país. Algunos parlamentarios creen que no se pueden admitir movimientos que quieran destruir el país.
"Quien hace mal uso de la libertad que establece nuestra constitución para intentar crear un nuevo Estado que luche contra el Estado existente, está saltándose las normas. Por ello, los servicios oficiales deben tomar medidas", expresa el parlamentario europeo alemán Markus Ferber.
Los musulmanes en la sociedad moderna
En el punto de todas las miradas se encuentra Ibrahim Abu Nagie, director del proyecto y uno de los líderes religiosos islamistas más influyentes del país. Nagie ya enfrenta cargos del gobierno regional de Colonia por alabar valores antidemocráticos e incitar a la comisión de actos ilegales en público.Y al igual que este líder, muchos otros ultraconservadores creen que la ley islámica está por encima de la Constitución. En Occidente, los grupos salafistas, una facción sunita musulmana, a menudo están vinculados a grupos terroristas y a la llamada guerra santa contra los infieles, pero desde el mundo árabe quieren hacer una distinción.
"No todos los salafistas forman parte de Al Qaeda o son yihadistas. Hay muchos de ellos que pueden vivir en otras sociedades de manera democrática", opina Omar Bakri, experto en grupos islamistas.
El país con las puertas abiertas
Precisamente, el país germano es la segunda nación de Europa, después de Francia, que acoge más musulmanes.En Alemania viven en torno a cuatro millones de musulmanes. De ellos, solo un 0,1 % forman parte de grupos salafistas, según los servicios secretos del país. Por eso, muchas personas de esta comunidad religiosa están cansadas de que por una pequeña minoría, ellos y el propio Corán estén estigmatizados. Muchos de ellos vinieron de Turquía en los años sesenta y setenta y con su trabajo contribuyeron a que se hiciera realidad el milagro económico alemán. Sin embargo, algunos analistas creen que esos inmigrantes de segunda o tercera generación no son vistos con buenos ojos en el país.
"No se les considera portadores de valores comunes. No se les considera portadores de una cultura rica que compartir y la desconfianza, crece y crece", dice Ana Isabel Planet, profesora de Estudios Árabes e Islamismo de la Universidad Autónoma de Madrid.
La distribución del Corán es otro capítulo en la controvertida relación entre el Estado alemán y su comunidad musulmana. Pero en esta ocasión, y ante la falta de pruebas de que estos grupos ultraconservadores haya cometido alguna actividad ilegal, todo quedará en un debate más.
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