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El Partido Pirata echa el ancla en Alemania
El Partido Pirata se ha convertido en una fuerza política significativa tras haber logrado representación en los parlamentos de varios países europeos, incluido Alemania, donde cuenta con 20.000 miembros. Esta joven formación defiende la libertad en Internet, la transparencia política y la privacidad. Sin embargo, el programa político y social de los piratas no está definido claramente.
Desde diferentes puntos del planeta retumban los gritos de manifestantes unidos por un lenguaje común.
El pulso que mantienen actualmente los defensores de la libertad en internet con las leyes de propiedad intelectual no solo ha tenido eco en las calles, sino que también ha calado en la arena política de muchas naciones.
Quienes con más ímpetu ondean su bandera son los miembros del Partido Pirata, una joven formación internacional que ha capitalizado el hastío que en muchos ciudadanos provocan los partidos tradicionales, y que está sumando millones de simpatizantes.
"Estaba muy desencantado con la política, que siempre lo mismo. Tenemos los mismos rostros pero sin ningún contenido verdadero. Y ahora, por fin, el Partido Pirata propone algo diferente", dice Dmitry, afiliado del Partido Pirata alemán.
Alemania quizá representa la punta de lanza de este nuevo movimiento. A día de hoy, ya está presente en 4 parlamentos regionales.
Según algunos analistas, el Partido Pirata alemán se ha convertido, sin duda, en la nueva cara de la política de ese país. "Los partidos tradicionales están perdiendo su atractivo porque, poco a poco, se difuminan los rasgos distintivos entre las diferentes formaciones respecto a ciertos asuntos. A veces es muy complicado ver la diferencia entre conservadores y socialdemócratas", asegura Leonhard Dobusch, investigador de la Universidad de Berlín.
A pesar de que el partido pirata germano no posee una ideología definida, ni recibe grandes fondos económicos, algunos sondeos ya lo sitúan como la tercera fuerza política de Alemania, superando así a la agrupación de los verdes.
Sin embargo, estas encuestas son, cuando menos, sorprendentes, ya que la formación pirata no tiene un programa social y político definido: carece de un plan para solucionar la crisis económica europea y no ha adoptado una postura clara ante las revueltas árabes. Para sus detractores, este vacío de contenidos es su verdadero talón de Aquiles.
"Es cierto que no tenemos una idea clara de cómo resolver el problema de la crisis. A lo mejor lo adoptamos tras la próxima convención federal", dice George Jaening, afiliado del partido pirata alemán.
Pero además de abogar por la libertad en internet, el partido pirata propone una mayor participación de la ciudadanía y más transparencia de la clase política. Sus defensores aseguran que, gracias a esta agrupación, se han puesto encima de la mesa derechos y libertades que hoy se encuentran amenazadas.
"Hay un paralelismo entre lo que ocurrió con los movimientos feministas a finales del siglo XIX, con los movimientos verdes a mediados del siglo XX y ahora con los piratas. Muy pronto va a haber parlamentarios en los ayuntamientos, en el congreso. Es el curso de la historia”, opina Daniel Riaño, miembro del partido pirata en España.
Su vertiginosa irrupción en Alemania ha sobrepasado la capacidad de organización del partido. De hecho, a falta de sedes para debatir, los bares suplen su carencia de oficinas. Los afiliados, que suman más de 20.000 miembros, se reúnen en pequeños locales una vez por seman.
Pero esta ola política no solo ha sacudido el mapa político alemán. Desde que en 2006 se formó la primera agrupación pirata en Suecia, este movimiento ha crecido de manera exponencial y actualmente está presentes en más de 50 países de todo el mundo.
Pero más allá de su estallido de popularidad, lo que deja entrever este movimiento es que los acuerdos anti-piratería, pendientes de ser aprobados en el parlamento europeo el próximo mes, son examinados con lupa por miles de ciudadanos. Así las cosas, parece que las fuerzas políticas que confundan la defensa de los derechos de propiedad intelectual con la restricción del uso de internet, pagarán un alto precio en las urnas.
El pulso que mantienen actualmente los defensores de la libertad en internet con las leyes de propiedad intelectual no solo ha tenido eco en las calles, sino que también ha calado en la arena política de muchas naciones.
Quienes con más ímpetu ondean su bandera son los miembros del Partido Pirata, una joven formación internacional que ha capitalizado el hastío que en muchos ciudadanos provocan los partidos tradicionales, y que está sumando millones de simpatizantes.
"Estaba muy desencantado con la política, que siempre lo mismo. Tenemos los mismos rostros pero sin ningún contenido verdadero. Y ahora, por fin, el Partido Pirata propone algo diferente", dice Dmitry, afiliado del Partido Pirata alemán.
La tercera fuerza política del país
Alemania quizá representa la punta de lanza de este nuevo movimiento. A día de hoy, ya está presente en 4 parlamentos regionales.
Según algunos analistas, el Partido Pirata alemán se ha convertido, sin duda, en la nueva cara de la política de ese país. "Los partidos tradicionales están perdiendo su atractivo porque, poco a poco, se difuminan los rasgos distintivos entre las diferentes formaciones respecto a ciertos asuntos. A veces es muy complicado ver la diferencia entre conservadores y socialdemócratas", asegura Leonhard Dobusch, investigador de la Universidad de Berlín.
A pesar de que el partido pirata germano no posee una ideología definida, ni recibe grandes fondos económicos, algunos sondeos ya lo sitúan como la tercera fuerza política de Alemania, superando así a la agrupación de los verdes.
Sin embargo, estas encuestas son, cuando menos, sorprendentes, ya que la formación pirata no tiene un programa social y político definido: carece de un plan para solucionar la crisis económica europea y no ha adoptado una postura clara ante las revueltas árabes. Para sus detractores, este vacío de contenidos es su verdadero talón de Aquiles.
"Es cierto que no tenemos una idea clara de cómo resolver el problema de la crisis. A lo mejor lo adoptamos tras la próxima convención federal", dice George Jaening, afiliado del partido pirata alemán.
Luchando por la libertad digital
Pero además de abogar por la libertad en internet, el partido pirata propone una mayor participación de la ciudadanía y más transparencia de la clase política. Sus defensores aseguran que, gracias a esta agrupación, se han puesto encima de la mesa derechos y libertades que hoy se encuentran amenazadas.
"Hay un paralelismo entre lo que ocurrió con los movimientos feministas a finales del siglo XIX, con los movimientos verdes a mediados del siglo XX y ahora con los piratas. Muy pronto va a haber parlamentarios en los ayuntamientos, en el congreso. Es el curso de la historia”, opina Daniel Riaño, miembro del partido pirata en España.
Su vertiginosa irrupción en Alemania ha sobrepasado la capacidad de organización del partido. De hecho, a falta de sedes para debatir, los bares suplen su carencia de oficinas. Los afiliados, que suman más de 20.000 miembros, se reúnen en pequeños locales una vez por seman.
Pero esta ola política no solo ha sacudido el mapa político alemán. Desde que en 2006 se formó la primera agrupación pirata en Suecia, este movimiento ha crecido de manera exponencial y actualmente está presentes en más de 50 países de todo el mundo.
Pero más allá de su estallido de popularidad, lo que deja entrever este movimiento es que los acuerdos anti-piratería, pendientes de ser aprobados en el parlamento europeo el próximo mes, son examinados con lupa por miles de ciudadanos. Así las cosas, parece que las fuerzas políticas que confundan la defensa de los derechos de propiedad intelectual con la restricción del uso de internet, pagarán un alto precio en las urnas.
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