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Los soldados sirios, cada vez más jóvenes
La escalada del conflicto sirio exige más combatientes a ambas partes. Y mientras los opositores reciben ayuda desde el exterior, las fuerzas gubernamentales reclutan a sirios jóvenes, que han de elegir entre su deber ante la patria o su temor a perder la vida.
Máquina de muerte. Esta es la imagen del Ejército de Siria difundida ampliamente por algunos medios. No obstante muchos de sus integrantes apenas habían cumplido los 20 años, cuando fueron reclutados.
Sus rivales de la oposición suelen anunciar grandes pérdidas humanas entre los rebeldes, haciendo la vista gorda a las víctimas de la otra parte. Sin embargo, los hospitales del país son un claro ejemplo de los daños que sufren las tropas de Damasco.
Cuando llevaba un año de servicio, Sami, resultó herido y ahora tiene por delante al menos tres meses de recuperación. Pero eso no le hizo lamentar la decisión que tomó, pese a que sus parientes intentaron disuadirle.
“Es normal que los padres estén nerviosos por el hecho de que sus hijos ingresen en el Ejército, especialmente en tiempos como estos. Algunos de mis amigos me aconsejaron no enrolarme, algunos al contrario me decían que fuera militar. Por fin mis padres me animaron para hacerlo, para tenerlo claro y seguir viviendo mi propia vida”, contó Sami.
No obstante no todos comparten este punto de vista. Ante la escalada de violencia muchos intentan evitar lo que antes había sido considerado un sagrado deber de cada hombre adulto, el servicio militar. Así es el caso de Amer que está examinando la posibilidad de abandonar la patria para salvar su vida. Y es que tiene una sólida base para esas preocupaciones, ya que cinco de sus vecinos acaban de regresar a casa en ataúdes.
“No quiero matar ni morir. Puedo servir a mi país de algún modo mejor”, dijo Amer.
En estos meses inquietos las fuerzas de seguridad requieren un mayor ingreso de ciudadanos, para combatir a la rebelión armada. Pero no son únicamente los soldados los que contribuyen a la avanzada en esta lucha.
Walid Darwish, miembro de Shabija, una agrupación paramilitar leal al presidente, antes trabajó en la televisión y no perdió su afición al mundo audiovisual en este duro periodo. Pero algunas de las películas norteamericanas le traen pensamientos contradictorios.
“Estas películas siempre muestran como los norteamericanos defienden a las tierras que no les pertenecen. Aún su propia tierra fue antes la propiedad de los amerindios. Ahora ellos toman parte en conflictos armados en todo el mundo. Así que ¿cómo pueden ellos rechazar nuestro derecho a defender a nuestra patria?”, afirmó Walid.
Los seguidores de Bashar al-Assad que no forman parte del Ejército, contribuyen significativamente a los éxitos de éste, ya que siendo lugareños conocen bien el terreno. Dejaron su empleo y su vida acomodada para conseguir una mejor para sus hijos. Sin embargo, mientras la oposición armada, según varios medios, siga recibiendo apoyo y recursos externos, quedará mucho hasta el desenlace de esta lucha.
Sus rivales de la oposición suelen anunciar grandes pérdidas humanas entre los rebeldes, haciendo la vista gorda a las víctimas de la otra parte. Sin embargo, los hospitales del país son un claro ejemplo de los daños que sufren las tropas de Damasco.
Cuando llevaba un año de servicio, Sami, resultó herido y ahora tiene por delante al menos tres meses de recuperación. Pero eso no le hizo lamentar la decisión que tomó, pese a que sus parientes intentaron disuadirle.
“Es normal que los padres estén nerviosos por el hecho de que sus hijos ingresen en el Ejército, especialmente en tiempos como estos. Algunos de mis amigos me aconsejaron no enrolarme, algunos al contrario me decían que fuera militar. Por fin mis padres me animaron para hacerlo, para tenerlo claro y seguir viviendo mi propia vida”, contó Sami.
No obstante no todos comparten este punto de vista. Ante la escalada de violencia muchos intentan evitar lo que antes había sido considerado un sagrado deber de cada hombre adulto, el servicio militar. Así es el caso de Amer que está examinando la posibilidad de abandonar la patria para salvar su vida. Y es que tiene una sólida base para esas preocupaciones, ya que cinco de sus vecinos acaban de regresar a casa en ataúdes.
“No quiero matar ni morir. Puedo servir a mi país de algún modo mejor”, dijo Amer.
En estos meses inquietos las fuerzas de seguridad requieren un mayor ingreso de ciudadanos, para combatir a la rebelión armada. Pero no son únicamente los soldados los que contribuyen a la avanzada en esta lucha.
Walid Darwish, miembro de Shabija, una agrupación paramilitar leal al presidente, antes trabajó en la televisión y no perdió su afición al mundo audiovisual en este duro periodo. Pero algunas de las películas norteamericanas le traen pensamientos contradictorios.
“Estas películas siempre muestran como los norteamericanos defienden a las tierras que no les pertenecen. Aún su propia tierra fue antes la propiedad de los amerindios. Ahora ellos toman parte en conflictos armados en todo el mundo. Así que ¿cómo pueden ellos rechazar nuestro derecho a defender a nuestra patria?”, afirmó Walid.
Los seguidores de Bashar al-Assad que no forman parte del Ejército, contribuyen significativamente a los éxitos de éste, ya que siendo lugareños conocen bien el terreno. Dejaron su empleo y su vida acomodada para conseguir una mejor para sus hijos. Sin embargo, mientras la oposición armada, según varios medios, siga recibiendo apoyo y recursos externos, quedará mucho hasta el desenlace de esta lucha.
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