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Apostar por la unión o la independencia, una decisión crucial para Escocia
Escocia decidirá si quiere separarse del Reino Unido en 2014. Así lo acordaron este lunes el jefe del ejecutivo escocés, Alex Salmond, y el primer ministro británico, David Cameron.
Sin embargo, en la población falta unanimidad en cuanto a esta decisión, ya que los expertos cuestionan las ventajas que conllevaría la independencia para ambas partes.
“No nos interesa romper nada. Lo que realmente queremos es desarrollar un nuevo tipo de relaciones entre las personas que viven en estas islas. Creo que lo que tratamos de construir son unas relaciones más beneficiosas, más independientes e igualitarias”, destaca Salmond.
El debate sobre cómo se debe plantear este asunto a la población también ha generado cierta polémica. Cameron ha insistido en formular una sola cuestión para la consulta: "¿Debe Escocia ser independiente?" Ahora son muchos los que opinan que una pregunta tan radical hará dudar a la población votante.
“Según las encuestas realizadas durante la última década, e incluso desde hace más tiempo, solo un tercio de la población apoya las ideas de la independencia. Y este índice no ha aumentado mucho”, señala Julie Baillie, miembro del Parlamento escocés.
Esta decisión política ya ha sido catalogada como la más importante para el Reino Unido en los últimos 300 años. La separación de Escocia amenazaría al Estado con la pérdida de más del 30% de su territorio y de la mayoría del petróleo que posee actualmente. Las cuestiones económicas y del ámbito de defensa serán los puntos en los que centrarán los pensamientos de los escoceses a la hora de valorar las ventajas y desventajas de una posible independencia.
Expertos y analistas saben que la cuestión es muy delicada ya que afecta íntegramente a la vida de los ciudadanos, por eso todavía no queda claro si se impondrá la idea de que “la unión hace a Escocia más fuerte” o de que se debe tomar el camino de la escisión.
Actualmente, el Partido Nacional Escocés tiene 69 de los 129 escaños del Parlamento regional. Pero en este caso el apostar por un resultado del referéndum podría ser aventurarse demasiado sobre una decisión que no se ha de tomar a la ligera. El ‘no’ significaría rechazar una oportunidad de crear un Estado independiente, mientras que el ‘sí’ pondría fin a la unión de tres siglos.
“No nos interesa romper nada. Lo que realmente queremos es desarrollar un nuevo tipo de relaciones entre las personas que viven en estas islas. Creo que lo que tratamos de construir son unas relaciones más beneficiosas, más independientes e igualitarias”, destaca Salmond.
El debate sobre cómo se debe plantear este asunto a la población también ha generado cierta polémica. Cameron ha insistido en formular una sola cuestión para la consulta: "¿Debe Escocia ser independiente?" Ahora son muchos los que opinan que una pregunta tan radical hará dudar a la población votante.
“Según las encuestas realizadas durante la última década, e incluso desde hace más tiempo, solo un tercio de la población apoya las ideas de la independencia. Y este índice no ha aumentado mucho”, señala Julie Baillie, miembro del Parlamento escocés.
Esta decisión política ya ha sido catalogada como la más importante para el Reino Unido en los últimos 300 años. La separación de Escocia amenazaría al Estado con la pérdida de más del 30% de su territorio y de la mayoría del petróleo que posee actualmente. Las cuestiones económicas y del ámbito de defensa serán los puntos en los que centrarán los pensamientos de los escoceses a la hora de valorar las ventajas y desventajas de una posible independencia.
Expertos y analistas saben que la cuestión es muy delicada ya que afecta íntegramente a la vida de los ciudadanos, por eso todavía no queda claro si se impondrá la idea de que “la unión hace a Escocia más fuerte” o de que se debe tomar el camino de la escisión.
Actualmente, el Partido Nacional Escocés tiene 69 de los 129 escaños del Parlamento regional. Pero en este caso el apostar por un resultado del referéndum podría ser aventurarse demasiado sobre una decisión que no se ha de tomar a la ligera. El ‘no’ significaría rechazar una oportunidad de crear un Estado independiente, mientras que el ‘sí’ pondría fin a la unión de tres siglos.
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