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Directrices de seguridad ponen a todos los ciudadanos de EE.UU. bajo sospecha
Las directrices del Gobierno estadounidense para profundizar la vigilancia de los ciudadanos fueron impuestos este año pese a la oposición incluso en el interior de varias agencias gubernamentales.
Desde la pasada primavera boreal una agencia de inteligencia poco conocida ha sido autorizada para buscar y almacenar la información sobre cualquier persona haciendo caso omiso de las leyes contra pesquisas y aprehensiones arbitrarias.
El Centro Nacional de Contraterrorismo (NCTC) recibió acceso a todas las bases de datos gubernamentales, desde registros de vuelos hasta programas de intercambio de estudiantes.
Por consecuencia, esa joven agencia cuenta con un poder de vigilancia casi sin límites, incluso respecto a aquellos que no sean sospechosos de tener vínculos con el terrorismo ni tengan historiales criminales, es cribe la revista 'The Wall Street Journal'.
La norma, vigente desde marzo pasado, también permite compartir información con los Gobiernos de otros países. De hecho, las autoridades tanto de EE.UU. como de los países involucrados, podrán analizar si una u otra persona es capaz de cometer un crimen en el futuro.
"Aunque se trate de un método eficaz contra el terrorismo, la vigilancia generalizada, sin orden judicial, de cada ser humano, sea sospechoso o no, seguro no es una práctica democrática. Se supone que uno es inocente hasta que se pruebe su culpabilidad en este país, no al revés", escribe en su blog el defensor de derechos humanos Kade Crockford.
"Este es un cambio radical en la forma en que el Gobierno interactúa con el público en general", aseveró en marzo pasado Mary Ellen Callahan, en aquel entonces jefa de la Oficina de Privacidad del Departamento de Seguridad Nacional en una serie de debates en la Casa Blanca.
Conforme a los documentos obtenidos por 'The Wall Street Journal' invocando la Ley sobre la Libertad de Información y a entrevistas con personas cercanas a aquellos debates, Callahan se pronunció sin éxito en contra las nuevas directrices y a los pocos meses se despidió.
A lo largo de 2012, varios ex empleados de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) expresaron sus quejas sobre el Gobierno, en particular, por su desprecio por la privacidad de los estadounidenses. "Al abrir la caja de Pandora por obtener acceso a una increíble cantidad de datos sobre personas que por ninguna razón están bajo sospecha, sin haber hecho nada malo, y recogiendo todo para el uso potencial o actual, se presenta un peligro real, en particular cuando todo está oculto bajo el manto de la seguridad nacional", dijo el ex alto funcionario de la NSA, Thomas Drake.
En noviembre pasado Google desenmascaró la creciente vigilancia gubernamental en Internet. La corporación hizo público un informe con las peticiones de los Gobiernos de diferentes países para obtener datos de los usuarios. Según esa información, EE.UU. lidera la lista de las demandas.
El Centro Nacional de Contraterrorismo (NCTC) recibió acceso a todas las bases de datos gubernamentales, desde registros de vuelos hasta programas de intercambio de estudiantes.
Este es un cambio radical en la forma que el Gobierno interactúa con el público en general"
Por consecuencia, esa joven agencia cuenta con un poder de vigilancia casi sin límites, incluso respecto a aquellos que no sean sospechosos de tener vínculos con el terrorismo ni tengan historiales criminales, es cribe la revista 'The Wall Street Journal'.
La norma, vigente desde marzo pasado, también permite compartir información con los Gobiernos de otros países. De hecho, las autoridades tanto de EE.UU. como de los países involucrados, podrán analizar si una u otra persona es capaz de cometer un crimen en el futuro.
"Aunque se trate de un método eficaz contra el terrorismo, la vigilancia generalizada, sin orden judicial, de cada ser humano, sea sospechoso o no, seguro no es una práctica democrática. Se supone que uno es inocente hasta que se pruebe su culpabilidad en este país, no al revés", escribe en su blog el defensor de derechos humanos Kade Crockford.
Aunque se trate de un método eficaz contra el terrorismo, la vigilancia generalizada, sin orden judicial, de cada ser humano, sea sospechoso o no, seguro no es una práctica democrática"
"Este es un cambio radical en la forma en que el Gobierno interactúa con el público en general", aseveró en marzo pasado Mary Ellen Callahan, en aquel entonces jefa de la Oficina de Privacidad del Departamento de Seguridad Nacional en una serie de debates en la Casa Blanca.
Conforme a los documentos obtenidos por 'The Wall Street Journal' invocando la Ley sobre la Libertad de Información y a entrevistas con personas cercanas a aquellos debates, Callahan se pronunció sin éxito en contra las nuevas directrices y a los pocos meses se despidió.
A lo largo de 2012, varios ex empleados de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) expresaron sus quejas sobre el Gobierno, en particular, por su desprecio por la privacidad de los estadounidenses. "Al abrir la caja de Pandora por obtener acceso a una increíble cantidad de datos sobre personas que por ninguna razón están bajo sospecha, sin haber hecho nada malo, y recogiendo todo para el uso potencial o actual, se presenta un peligro real, en particular cuando todo está oculto bajo el manto de la seguridad nacional", dijo el ex alto funcionario de la NSA, Thomas Drake.
En noviembre pasado Google desenmascaró la creciente vigilancia gubernamental en Internet. La corporación hizo público un informe con las peticiones de los Gobiernos de diferentes países para obtener datos de los usuarios. Según esa información, EE.UU. lidera la lista de las demandas.
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