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La primavera árabe daña los intereses de Israel
El partido fundamentalista Hermanos Musulmanes llegó al poder el invierno de 2011 gracias a una revuelta popular. Seis meses más tarde uno de sus integrantes, Mohamed Morsi, asumió el cargo presidencial.
Unos eventos que suceden mediante elecciones populares tras la dimisión de Hosni Mubarak, a quien Occidente tildaba de dictador.
Europa, Estados Unidos e Israel aceptaron de buen grado estos y otros cambios democráticos de la llamada Primavera Árabe. No obstante, pasado un tiempo parece resultar que los regímenes anteriores eran más convenientes para sus intereses.
"Sí que la situación había sido complicada pero teníamos un contacto con la Administración. Además el presidente Mubarak estaba comprometido con el proceso de paz. Y ahora nos enfrentamos a un líder perteneciente a un movimiento que no cree en el derecho de Israel a existir", dice Yitzhak Levanon, el ex embajador israelí en Egipto.
Así, en vez de la esperada mejora en las relaciones israelíes con el mundo árabe al caer muchos de sus gobiernos, el país hebreo se ve más amenazado que antes. Por ejemplo, las intenciones de los Hermanos Musulmanes que gobiernan Egipto se extienden hasta el punto de establecer su nueva capital en Jerusalén. Algunos, incluso, no descartan una posible guerra entre los dos estados.
Barry Rubin, el director del Centro de Investigaciones Globales sobre Asuntos Internacionales, expresa su escepticismo sobre los cambios en Oriente Medio: "Lo que veremos es como mínimo un flujo de armas, dinero y municiones de Egipto a la Franja de Gaza. Veremos a voluntarios egipcios luchando en Gaza. Eso es lo mínimo. A partir de ahí no se excluye la perspectiva de una guerra entre Egipto e Israel".
Durante los últimos dos años la situación entre Israel y sus vecinos se ha visto seriamente agravada. Y son tantos los países de la región con los que el Gobierno judío mantiene tensas relaciones, que los ciudadanos israelíes se sienten prácticamente aislados. Denuncian que hoy en día muchas zonas les preocupan.
"Hemos vivido una amenaza inminente unas semanas atrás cuando una multitud de misiles de un régimen radical impactó en Israel. Y vemos lo que puede ser el inicio de una guerra de desgaste en los Altos del Golán. También percibimos nuevos peligros, esta vez en el Mediterráneo", opina Efraim Inbar, director del Centro Begin-Sadat de estudios estratégicos.
Pero al margen de parecer amenazado, Israel no llega a sostener una postura moderada si sus intereses se cruzan con los de las naciones árabes. Cuando la ONU aceptó a la Autonomía Palestina como un Estado observador, la parte hebrea amplió la construcción de asentamientos en Cisjordania. Y tras acordar una paz con Hamás, Israel solicitó a EE.UU. la compra de unas 10.000 bombas aéreas. A duras penas se puede esperar que el Estado judío normalice sus relaciones con los países de la región si mantiene su doble juego.
Europa, Estados Unidos e Israel aceptaron de buen grado estos y otros cambios democráticos de la llamada Primavera Árabe. No obstante, pasado un tiempo parece resultar que los regímenes anteriores eran más convenientes para sus intereses.
"Sí que la situación había sido complicada pero teníamos un contacto con la Administración. Además el presidente Mubarak estaba comprometido con el proceso de paz. Y ahora nos enfrentamos a un líder perteneciente a un movimiento que no cree en el derecho de Israel a existir", dice Yitzhak Levanon, el ex embajador israelí en Egipto.
Así, en vez de la esperada mejora en las relaciones israelíes con el mundo árabe al caer muchos de sus gobiernos, el país hebreo se ve más amenazado que antes. Por ejemplo, las intenciones de los Hermanos Musulmanes que gobiernan Egipto se extienden hasta el punto de establecer su nueva capital en Jerusalén. Algunos, incluso, no descartan una posible guerra entre los dos estados.
Barry Rubin, el director del Centro de Investigaciones Globales sobre Asuntos Internacionales, expresa su escepticismo sobre los cambios en Oriente Medio: "Lo que veremos es como mínimo un flujo de armas, dinero y municiones de Egipto a la Franja de Gaza. Veremos a voluntarios egipcios luchando en Gaza. Eso es lo mínimo. A partir de ahí no se excluye la perspectiva de una guerra entre Egipto e Israel".
Durante los últimos dos años la situación entre Israel y sus vecinos se ha visto seriamente agravada. Y son tantos los países de la región con los que el Gobierno judío mantiene tensas relaciones, que los ciudadanos israelíes se sienten prácticamente aislados. Denuncian que hoy en día muchas zonas les preocupan.
"Hemos vivido una amenaza inminente unas semanas atrás cuando una multitud de misiles de un régimen radical impactó en Israel. Y vemos lo que puede ser el inicio de una guerra de desgaste en los Altos del Golán. También percibimos nuevos peligros, esta vez en el Mediterráneo", opina Efraim Inbar, director del Centro Begin-Sadat de estudios estratégicos.
Pero al margen de parecer amenazado, Israel no llega a sostener una postura moderada si sus intereses se cruzan con los de las naciones árabes. Cuando la ONU aceptó a la Autonomía Palestina como un Estado observador, la parte hebrea amplió la construcción de asentamientos en Cisjordania. Y tras acordar una paz con Hamás, Israel solicitó a EE.UU. la compra de unas 10.000 bombas aéreas. A duras penas se puede esperar que el Estado judío normalice sus relaciones con los países de la región si mantiene su doble juego.
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