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Reino Unido: ¿soltará amarras de la UE?
En vísperas de su discurso del viernes sobre las relaciones de Reino Unido con la UE, David Cameron se enfrenta a una creciente presión dentro de su propio partido para que ofrezca a la nación la posibilidad de elegir si quedarse o no en la Unión.
Un número creciente de parlamentarios conservadores que no están satisfechos con las relaciones entre Reino Unido y Bruselas quieren que éstas sean renegociadas y que se celebre un referendo sobre la cuestión.
Estas voces creen que el excesivo poder de Bruselas tiene un efecto negativo sobre la democracia británica. En concreto, consideran que muchos de los burócratas de la UE que toman las decisiones cruciales en política no son elegidos y aquellos que lo están, salieron elegidos con una baja participación.
Los euroescépticos también exigen a Cameron hechos más que palabras en el marco de la promesa electoral conservadora de devolver poderes de Bruselas a Westminster. También presionan a favor de aprobar leyes que protejan a la industria del Reino Unido de servicios financieros, que aporta el 10% del PIB, y exigen que las políticas agrícolas y de la pesca de la UE sean cambiadas.
El Partido de la Independencia del Reino Unido, que ha visto aumento de su popularidad en los últimos meses al apoyar la salida del país de la UE, también aboga por un referendo que respalde la idea de que Reino Unido es capaz de prescindir de la Bruselas.
Los políticos pro-europeos, entre los que se incluyen conservadores eurófilos, demócratas liberales y el Partido Laborista, defienden firmemente la permanencia de Reino Unido en la UE y creen que la celebración de un referendo tendría un efecto negativo sobre la economía.
EE.UU. y otros socios occidentales también han decidido intervenir en el debate de Reino Unido, instando a Cameron a no celebrar un referéndum ya que -afirman- ello sólo retrasaría la lenta recuperación de la economía europea.
"Washington quiere que su aliado más cercano en Europa se mantenga íntimamente involucrado e influyente en Bruselas como una puerta de entrada a Europa para EE.UU.", asegura a 'The Guardian' Nigel Sheinwald, ex embajador de Reino Unido en Estados Unidos.
El discurso de este viernes del primer ministro David Cameron es visto por los expertos como un desafío sin precedentes para el político, que bascula entre la necesidad de evitar los problemas económicos de la Unión Europea a toda costa o la apuesta por una independencia completa del grupo,
Cameron corre el peligro de provocar una ola de independentismo. Por otro lado, si no se muestra firme con la UE, el mandatario podría perder peso político en su propio territorio. La solución a esta ecuación con varias incógnitas debe ser resuelta por Cameron antes de que sea demasiado tarde.
Estas voces creen que el excesivo poder de Bruselas tiene un efecto negativo sobre la democracia británica. En concreto, consideran que muchos de los burócratas de la UE que toman las decisiones cruciales en política no son elegidos y aquellos que lo están, salieron elegidos con una baja participación.
Los euroescépticos también exigen a Cameron hechos más que palabras en el marco de la promesa electoral conservadora de devolver poderes de Bruselas a Westminster. También presionan a favor de aprobar leyes que protejan a la industria del Reino Unido de servicios financieros, que aporta el 10% del PIB, y exigen que las políticas agrícolas y de la pesca de la UE sean cambiadas.
El Partido de la Independencia del Reino Unido, que ha visto aumento de su popularidad en los últimos meses al apoyar la salida del país de la UE, también aboga por un referendo que respalde la idea de que Reino Unido es capaz de prescindir de la Bruselas.
Decisión providencial
Los políticos pro-europeos, entre los que se incluyen conservadores eurófilos, demócratas liberales y el Partido Laborista, defienden firmemente la permanencia de Reino Unido en la UE y creen que la celebración de un referendo tendría un efecto negativo sobre la economía.
EE.UU. y otros socios occidentales también han decidido intervenir en el debate de Reino Unido, instando a Cameron a no celebrar un referéndum ya que -afirman- ello sólo retrasaría la lenta recuperación de la economía europea.
"Washington quiere que su aliado más cercano en Europa se mantenga íntimamente involucrado e influyente en Bruselas como una puerta de entrada a Europa para EE.UU.", asegura a 'The Guardian' Nigel Sheinwald, ex embajador de Reino Unido en Estados Unidos.
El discurso de este viernes del primer ministro David Cameron es visto por los expertos como un desafío sin precedentes para el político, que bascula entre la necesidad de evitar los problemas económicos de la Unión Europea a toda costa o la apuesta por una independencia completa del grupo,
Cameron corre el peligro de provocar una ola de independentismo. Por otro lado, si no se muestra firme con la UE, el mandatario podría perder peso político en su propio territorio. La solución a esta ecuación con varias incógnitas debe ser resuelta por Cameron antes de que sea demasiado tarde.
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