Los investigadores de la empresa Fielax sobrevolaron y estudiaron la superficie de la Antártida con la ayuda de un radar de penetración de hielo, cuando uno de ellos notó accidentalmente desde la ventanilla algunos fragmentos de hielo roto parecidos a icebergs rodeados por una especie de cráter de dos kilómetros de diámetro. Es algo muy poco usual para el paisaje de hielo plano de estos territorios, según el autor del hallazgo, Christian Müller.
El descubrimiento tuvo lugar el pasado mes de diciembre y desde entonces los investigadores están estudiando las causas qué pudieron causar el cráter. Primero los científicos los vincularon con dos informes diferentes sobre un meteorito de gran tamaño que cayó en esta zona en el 2004. Sin embargo, luego vieron el mismo cráter en las fotos por satélite tomadas en 1996, y ahora opinan que el cráter puede estar ahí desde hace más de 25 años.
Las dimensiones del cráter hacen pensar que lo pudo formar un objeto de hasta 100 metros del tamaño, aunque, en realidad, parece poco probable, según Peter Brown de la Universidad de Ontario Occidental, citado por el portal 'Live Science'. Según Graeme Eagles, del Instituto alemán Alfred Wegener, que lidera el estudio del cráter, "las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, y en este caso, por lo que podemos decir, lo que vemos es una prueba extraordinaria".