El origen de la vida en la Tierra podría estar enterrado en la Luna

Un equipo de científicos británicos afirma que el primer material biológico existente en la Tierra podría haber llegado a la Luna, debido al choque de un asteroide, y encontrarse enterrado en sus corrientes de lava subterránea. Ello supondría una oportunidad de descifrar una laguna de información existente sobre los orígenes de la vida en nuestro planeta.

Un equipo de científicos del Imperial College londinense ha publicado un estudio en la revista 'Astrobiology' en el que revela que la Luna podría albergar microorganismos fósiles de origen terrestre en las corrientes de lava subterráneas de su interior que explicarían los inicios de la vida en nuestro planeta. La razón: un choque de asteroides provocó que el material terrestre vagara por el espacio y se posara en nuestro satélite, informa el portal Motherboard.

La investigación señala que las pruebas de la evolución química temprana en la Tierra (alrededor de 4 billones de años atrás) se ha perdido debido al proceso geológico del movimiento tectónico de placas, lapso que coincide aproximadamente con lo que los científicos denominan 'período de bombardeo masivo', en el que multitud de asteroides chocaron contra la Tierra alterando el entorno de los microorganismos existentes en su superficie.

"A diferencia de la Tierra, la Luna ha estado geológicamente tranquila durante miles de millones de años: esto significa que hay una gran posibilidad de que estos registros orgánicos y volátiles permanezcan relativamente intactos", afirma Richard Matthewman, autor principal del estudio. "Lo que necesitamos es una forma de 'enterrar' el meteorito que contiene las moléculas orgánicas para protegerlo de las duras condiciones de la superficie y creemos que un flujo de lava podría ser una buena manera de hacerlo", explicó.

Para comprobar la posibilidad de que las partículas terrestres resultantes del 'periodo de bombardo masivo' pudieran sobrevivir al calor de la lava, los investigadores realizaron un experimento consistente en calentar una serie de compuestos orgánicos y polímeros complejos a 700ºC en el vacío, añadiendo también JCS-1 [una mezcla sintética de minerales que emulan la superficie lunar]. Los resultados sugieren que los compuestos prebióticos, incluso las células tempranas, pueden resistir el breve pero intenso calor de un flujo de lava lunar.

"Potencialmente, si halláramos flujos de lava que conservan capas de regolito lunar con meteoritos terrestres en su interior, podríamos utilizar la datación radiométrica para averiguar la antigüedad de estas y estudiar los meteoritos para tratar de detectar la primera aparición de vida identificable", concluyó Matthewman.

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