Esclavo satisfecho, esclavo productivo: Roma sabía cómo sacar rentabilidad de su activo humano

Los romanos eran más humanos de lo que imaginamos en algunos aspectos, como el de incentivar o recompensar a sus esclavos para alcanzar un objetivo, a diferencia de los dirigentes de las empresas contemporáneas que no saben cómo administrar correctamente a su personal, aseguran los historiadores.

Por encima de todo, la historia nos muestra cuán confortablemente los romanos ejercían la función de liderazgo y mando. Por el contrario los gerentes contemporáneos a menudo se sienten incómodos con sus ascensos y tienen que fingir ser uno más del equipo, sostiene el historiador británico Jerry Toner de la Universidad de Cambridge citado por el portal 'AEON'.

"Los romanos se habrían burlado de tanta debilidad. En el imperio romano los líderes exitosos tenían que destacarse entre la multitud y utilizar sus habilidades para inspirar, persuadir y, a veces forzar a la gente a hacer lo que era necesario", comenta Toner, autor del libro 'Cómo manejar a tus esclavos'.

Los esclavos, al igual que el personal de una empresa, eran una inversión sustancial. Tratarlos severamente daña el valor del activo humano y reduce la rentabilidad esperada. Por supuesto algunos romanos pensaban que con la crueldad incrementaría la productividad a corto plazo, pero desgastaba a los esclavos y estos terminaban siendo ariscos y difíciles de controlar.

Pero otros sabían que los esclavos necesitaban incentivos para hacer bien su trabajo. Pequeñas gratificaciones o algo de tiempo para relajarse o divertirse ayudaba a mantener la moral en alto y esto a su vez se traducía en mayor productividad, porque un esclavo satisfecho era un esclavo productivo.

Al igual que los romanos, las empresas necesitan de liderazgo, y los líderes necesitan saber cómo gestionar. Los romanos tenían clara ventaja frente a los jefes contemporáneos, ya que ellos querían esclavos satisfechos y trabajadores, agregó Toner.

Según el historiador, entre los romanos y los gerentes actuales existen similitudes, porque ambos quieren extraer lo máximo posible de su activo humano, sin agotarlos o provocar rebeliones ni fugas. La clave de un líder exitoso está en buscar soluciones a los problemas seculares, incentivar, disciplinar y recompensar a su personal.