La NASA y el Centro Nacional de Datos de la Nieve y el Hielo (NSIDC) de la Universidad de Colorado (EE.UU.) detectaron que el pasado 11 de septiembre se alcanzó la extensión mínima anual de hielo marino en aguas árticas, 4,41 millones de kilómetros cuadrados. Esta cantidad es 1,81 millones de kilómetros cuadrados menor que el promedio de las tasas mínimas entre los años 1981 y 2010, informa el organismo aeroespacial en un comunicado.
El científico Walt Meier aseguró que "este año es el cuarto más bajo a pesar de que, hasta el momento, ningún fenómeno meteorológico importante haya contribuido a provocar una extensión inferior". En 2012, el año con menos extensión de hielo ártico de la historia, un potente ciclón rompió la cubierta de hielo marino en el Ártico.
El descenso se ha acelerado desde 1996 y las 10 tasas mínimas de extensión de hielo se han obtenido en los últimos 11 años. Meier advierte de que "la capa de hielo cada vez es menos resistente y está más expuesta a aguas oceánicas más cálidas".
El hielo ártico ayuda a controlar la temperatura del planeta porque refleja la energía del Sol de vuelta al cosmos. A pesar de que su cantidad aumenta o disminuye durante las diferentes estaciones del año, la extensión mínima de hielo en verano se ha reducido desde los años setenta debido a que las temperaturas cada vez son más altas.