Durante los últimos años los arqueólogos estuvieron examinando los cuerpos de pompeyanos, encontrados tras haber sido enterrados en ceniza durante la erupción del volcán Vesubio hace cerca de 1.900 años. Para preservarlos de la destrucción, los científicos los recubrieron con yeso y, para realizar el análisis más detallado, acudieron a las tecnologías modernas y, en particular, a las máquinas de tomografía axial computarizada (TAC), también conocidos como los escáneres de TC.
Se trata de un método ampliamente utilizado por los investigadores que permite diagnosticar los restos arqueológicos de manera delicada y con alto nivel de detalle. Así, por ejemplo, fueron examinadas las momias egipcias. Además, con la tecnología es posible producir modelos en 3D.
Además de arqueólogos, en las investigaciones participaron dentistas, que destacan el perfecto estado de los dientes de pompeyanos, supuestamente, debido a la alimentación sana, informa 'ABC'. Aunque, a causa de un elevado nivel de flúor en las aguas que bebían, sus huesos resultaron ser frágiles.
Gracias al TAC es posible no solo determinar la posición de los órganos, sino rasgos de apariencia (en uno de los escaneos se notan los labios de un muchacho joven fruncidos, probablemente por el temor), los dientes, las cuencas de los ojos vacías y la nariz colapsada de las víctimas, etc. Entre los hallazgos examinados, había una víctima, un niño, aproximadamente de 4 años de edad, que se encontraba junto a los cuerpos adultos de un hombre y una mujer, presuntamente, sus padres, informa 'Daily Mail'.
La erupción del Vesubio fue una de las más dramáticas de la historia de la humanidad, la cual arrasó la ciudad de Pompeya, urbe de la Antigua Roma en la región de Campania, sur de Italia. Bajo una capa de ceniza se encontraron intactos muchos de los edificios, artefactos y cuerpos, que ahora forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco.