William Borucki, de 76 años, investigador del Centro de Investigación Ames de la NASA y director científico de la misión Kepler, ha descubierto más de 1.000 planetas habitables y en una entrevista a 'Huffington Post' confiesa que el tiempo pasado estudiando el espacio le hizo repensar la vida en nuestro planeta y, en particular, la importancia de los problemas del clima. Así, el investigador quiere dedicar una parte de su premio al grupo Union of Concerned Scientists para el desarrollo de soluciones al problema climático.
"Tiene que haber un gran número de pequeños planetas más o menos del tamaño de la Tierra", dice Borucki. "Si hubiera vida allí, se supone que los organismos de inteligencia superior serían capaces de comunicarse. Sin embargo, por ahora, no hemos tenido ninguna noticia de ellos y no hay pruebas de que otras formas de vida inteligente extraterrestre hayan visitado la Tierra". ¿Y por qué? Borucki explica que eso podría significar que otras civilizaciones no reconocen la importancia "de mantener un clima hospitalario".
Asimismo, el científico enfatiza que los seres humanos tienen que preocuparse más por la protección de la biosfera, ya que "no se necesitarían muchos cambios para convertir nuestro planeta en inhabitable". Además, Boruki añade que las exploraciones espaciales le han hecho creer que no hay posibilidades para la existencia de vida humana en otro planeta. "La posibilidad de poder enviar a personas, a un gran número de personas, parece poco probable".