Así es el centro que rastrea desde México los 'mensajeros del espacio'
Cerca de 57 millones de litros de agua almacenados en enormes tanques en una región de América Latina que padece de sequía deben servir a fines científicos muy claros para justificar su exclusión del ciclo hidrológico. Este es el caso, aseguran los astrofísicos, del Observatorio de Rayos Gamma HAWC, situado en la falda del volcán Sierra Negra (en Puebla, México) a una altura superior a 4.000 metros.
El centro científico ha cumplido un año desde su puesta en marcha a pleno rendimiento. Cuenta con 300 tanques de agua, cuya misión es monitorear los destellos de rayos gamma producidos en distintas zonas del universo, algunas de las cuales permanecen completamente desconocidas para la civilización humana. Con este fin, en el fondo de cada tanque están instalados varios sensores ópticos de radiación de Cherenkov, una clase de luz azul producida al paso de electronos altamente cargados a través del líquido.
Potencialmente las partículas subatómicas llegan de todas partes del universo, pero el primer año de observaciones ha permitido a los astrofísicos estadounidenses mapear las fuentes de expulsión de rayos gamma de altas energías. Los pueden emitir pulsares, remanentes de supernovas y agujeros negros supermasivos en los centros de distintas galaxias. Gran parte de la radiación registrada en este lapso forma un arco en el mapa celeste relacionado con la proyección de la Vía Láctea.
Una reciente publicación del sitio web del proyecto HAWC destaca que algunos de los objetos celestes que más partículas de altas energías emiten no habían sido observados nunca. Esta clase de partículas se percibe en el mundo científico como 'mensajeros del espacio' "porque llevan información de partes lejanas del cosmos", explica BBC Mundo.
La utilidad de los mapas obtenidos se podrá valorar más tarde, cuando los astronautas comiencen los viajes a Marte u otros planetas. La atmósfera y la ionosfera protegen la vida terrestre de la mayor parte de las partículas de alta energía y reduce al mínimo su efecto potencialmente dañino. Sin embargo, los astrofísicos deben aprender cómo proteger mejor a los astronautas durante sus futuras misiones tripuladas.
Mapa del #Universo en #rayosgama, resultado del Observatorio #HAWChttps://t.co/oVrTjphrVg@inaoe_mx@CentrosConacytpic.twitter.com/OBzapqKgpB
— México es Ciencia (@MexicoesCiencia) 26 de abril de 2016