Gusanos de seda transgénicos salvarán a las tropas de EE.UU. de los impactos de balas
El tejido principal que se utiliza en los chalecos antibala desde los finales del siglo XX, la poliamida sintetizada Kevlar, caducará tan pronto como esté disponible la ropa y los chalecos hechos de una clase de seda con propiedades de telaraña. La tecnología ya existe, solo se busca a una empresa que se dedique a fabricar la tela a partir del hilo que ya están produciendo las orugas genéticamente modificadas en Michigan (Estados Unidos).
La empresa que desarrolló el producto, Kraig Biocraft Laboratories, lo patentó como Dragon Silk ('seda de dragón'). El jefe del taller, Jon Rice, dijo a un corresponsal de la revista 'Live Science' que los índices del novedoso OGM en resistencia a la tracción y elasticidad son muy altos.
"La tela de araña es de cinco a diez veces más fuerte que la seda obtenida de un gusano de seda convencional —aseguró—. Además, es en algunos casos dos veces más elástica. Es incluso más dura que el Kevlar".
Lo más difícil era elaborar y enseñar una manera de producir la telaraña a una oruga, y era necesario porque las arañas, con unas pocas excepciones, no viven en colonias grandes debido a sus hábitos caníbales; y esta es una condición imprescindible para una producción en serie. El problema fue solucionado con la separación de los tramos del ADN responsables por las propiedades del hilo y su inserción en el genoma del gusano de seda.
La tecnología no pasó desapercibida para el Ejército de Estados Unidos, que ha firmado con Kraig Biocraft un contrato por valor de un millón de dólares. Los militares quieren probar la fibra transgénica para desarrollar nuevas armaduras corporales flexibles.
Dragon silk: tougher than kevlar? https://t.co/zexAVDXMvHpic.twitter.com/kYliA1zw9W
— Edward Banatt (@ArmaVirumque) 18 de julio de 2016
Las primeras prendas de vestir hechas con la seda de dragón serán probadas y evaluadas desde el punto de vista de la protección que proporcionan a soldados ante el impacto de bala y puñaladas. En la empresa perciben el contrato como una oportunidad de validar su creencia de que "la tecnología de la seda de araña ofrece propiedades increíbles para los materiales de protección y salvamento".