Ciencias
Microbios generadores de metano, culpables de la mayor extinción en la Tierra
La mayor extinción masiva en la historia de la Tierra -mucho antes que la de los dinosaurios- fue causada por microbios, según un nuevo estudio.
En el pasado los científicos responsabilizaban a asteroides, volcanes o furiosos incendios carbónicos por la Gran Mortandad (también llamada extinción masiva del periodo Pérmico-Triásico) pero ahora el dedo señala a los pequeños microorganismos llamados methanosarcina.
Hace unos 250 millones de años los microorganismos de repente empezaron a emitir el gas invernadero metano, que es en un 20% más potente que el dióxido de carbono, una fuente de preocupación de los científicos hoy en día.
Los humos del gas emanaron desde los océanos, alterando drásticamente el clima y la composición química de las aguas marinas.
Incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones, el 90% de todas las especies, desde los caracoles y pequeños crustáceos a las primeras formas de lagartos y anfibios, desaparecieron en menos de 20.000 años, a finales del llamado periodo Pérmico.
El análisis de los depósitos de carbono geológicos reveló un aumento considerable en los niveles de gases que contienen carbono -el dióxido de carbono o el metano- cuando se produjo aquella extinción masiva en nuestro planeta.
Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sostienen que es imposible que este efecto se hubiera generado solo debido a las erupciones volcánicas.
"La aumento rápido inicial en el dióxido de carbono causado por un volcán sería seguido por una disminución gradual", dijo el científico Gregory Fournier, citado por el diario 'The Daily Mail'.
"En cambio, vemos lo contrario: un aumento rápido y continuo. Esto sugiere una expansión microbiana. El crecimiento de las poblaciones microbianas es uno de los pocos fenómenos capaces de aumentar la producción de carbono de manera exponencial o incluso más rápido", explicó el investigador.
Es muy probable que una combinación oportuna de dos factores haya hecho disparar la actividad de los methanosarcina, según los hallazgos publicados en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
En primer lugar, un cambio genético permitió que este tipo de microorganismos se convirtiera en un importante productor de metano a partir de las acumulaciones de dióxido de carbono en los océanos.
Segundo, un aumento de la actividad volcánica provocó una repentina afluencia de níquel, un nutriente vital que contribuyó a la proliferación de los microbios.
Hace unos 250 millones de años los microorganismos de repente empezaron a emitir el gas invernadero metano, que es en un 20% más potente que el dióxido de carbono, una fuente de preocupación de los científicos hoy en día.
Los humos del gas emanaron desde los océanos, alterando drásticamente el clima y la composición química de las aguas marinas.
Incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones, el 90% de todas las especies, desde los caracoles y pequeños crustáceos a las primeras formas de lagartos y anfibios, desaparecieron en menos de 20.000 años, a finales del llamado periodo Pérmico.
El análisis de los depósitos de carbono geológicos reveló un aumento considerable en los niveles de gases que contienen carbono -el dióxido de carbono o el metano- cuando se produjo aquella extinción masiva en nuestro planeta.
Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sostienen que es imposible que este efecto se hubiera generado solo debido a las erupciones volcánicas.
"La aumento rápido inicial en el dióxido de carbono causado por un volcán sería seguido por una disminución gradual", dijo el científico Gregory Fournier, citado por el diario 'The Daily Mail'.
"En cambio, vemos lo contrario: un aumento rápido y continuo. Esto sugiere una expansión microbiana. El crecimiento de las poblaciones microbianas es uno de los pocos fenómenos capaces de aumentar la producción de carbono de manera exponencial o incluso más rápido", explicó el investigador.
Es muy probable que una combinación oportuna de dos factores haya hecho disparar la actividad de los methanosarcina, según los hallazgos publicados en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
En primer lugar, un cambio genético permitió que este tipo de microorganismos se convirtiera en un importante productor de metano a partir de las acumulaciones de dióxido de carbono en los océanos.
Segundo, un aumento de la actividad volcánica provocó una repentina afluencia de níquel, un nutriente vital que contribuyó a la proliferación de los microbios.
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