Finaliza el 'casting' de hielos para la estación rusa ártica a la deriva

La expedición rusa en el Ártico finalizó con éxito el 'casting' de los bloques de hielo destinados a alojar una estación científica a la deriva, la denominada 'Polo Norte - 38'. En el mar de Chukotsk del Océano Glacial Árticoel rompehielos nuclear 'Rusia' penetró en uno de los bordes extremos de la llanura glacial seleccionada sin violar su integridad, y los helicópteros y grúas del navío empezaron con la descarga del equipamiento.

Los especialistas comentan que el proceso de sondeo no ha sido nada fácil: el bloque de hielo flotante tendrá que llevar durante varios meses a un grupo de 15 exploradores y varias toneladas de equipamiento, casas de madera incluidas. Con lo que debe cumplir con numerosos requisitos 'técnicos': el campo glacial tiene que ser bastante 'viejo', es decir, ser de 2 metros de grosor, como mínimo, y tener no menos de dos años de edad para que no haya malformaciones y no pierda la sal. Además, debe ser firme y homogéneo para disminuir los riesgos de que se abran grietas.

Oleg Schapin, el capitán del rompehielos nuclear 'Rusia', comenta: "Cada vez quedan menos bloques de hielo de este tipo. Antes había entre 30 y 40. Ahora sólo hay 2 o 3 y los estamos buscando por todo el Ártico".

Cada año la cantidad de hielo se reduce. La razón principal de los cambios tan drásticos en la vida del Ártico es un invierno muy frío seguido de un calor veraniego descomunal. El año 2007 fue anormalmente caluroso, luego los índices climáticos se normalizaron. Y después, otra vez un enorme deshielo...

Previamente los satélites habían identificado cinco campos glaciares como una posible base para la estación rusa, pero el grosor del hielo solamente puede ser medido en directo mediante tanteos. Y las dos primeras pruebas 'locales' fracasaron: mostraron que los pedazos seleccionados no eran válidos.

Los científicos triunfaron sólo en su tercer intento. Comentan que ha sido un verdadero milagro. Se trata de un bloque de más de 2 años de edad y de un grosor de unos tres metros. El único problema, según Vladímir Sokolov, el subjefe de la expedición, son los tamaños de la llanura: las dimensiones óptimas para una estación a la deriva son de tres a cuatro kilómetros, mientras que el campo hallado es de 9 por 13 kilómetros, lo que crea riesgos adicionales de que se fragmente.