La democracia se lleva en la sangre... y en los genes

Las personas que más tienden hacia la democracia y la libertad de expresión podrían deber su tolerancia a su estructura genética. Así lo sugiere un estudio realizado por un grupo de científicos estadounidenses.

Su investigación ha revelado que un gen específico regula la actividad de la serotonina, un compuesto químico que transmite impulsos eléctricos de un nervio a otro en el cerebro, y que influye en las emociones y el estado de ánimo.

"Por primera vez hemos demostrado la relación estrecha entre los valores socioculturales de la sociedad liberal y el funcionamiento del gen, que determina la velocidad y la naturaleza de la acción hormonal de la serotonina", explicó el director del estudio, Joan Chiao.

El estudio ha demostrado que este gen es propio de los representantes de aquellos pueblos que fundaron la sociedad democrática moderna en Europa y América del Norte.

"Hay genes de la agresividad, de la adicción a las aventuras y muchos otros. Quizás haya un gen del liberalismo, más aún si lo afirman ediciones tan serias", opinó Vyacheslav Tarántul, el subdirector del Instituto de Genética Molecular de la Academia de Ciencias de Rusia.

Sin embargo, precisó que el genoma de un ser humano no determina su pertenencia a un determinado partido antes de su nacimiento, sino que influye únicamente en sus futuros puntos de vista.