Egoísmo vs. altruismo: el factor decisivo es el tiempo
Recientes estudios revelan que el factor del tiempo resulta decisivo cuando se trata de elegir entre actuar egoísta o altruistamente frente a una situación de emergencia.
Alain Bombard, biólogo, médico y político francés famoso por haber navegado a través del Atlántico en un barco pequeño sin provisiones de combustible ni agua, declaró a mediados del siglo XX que un ser humano debe aprovechar cualquier oportunidad para salvar su vida.
En esta década, especialistas australianos y suizos realizaron un estudio para probar la hipótesis acerca del comportamiento racional del ser humano que existe en la teoría económica contemporánea. La investigación se basó en el análisis econométrico de los datos de los pasajeros y miembros de la tripulación de dos de los naufragios más famosos del siglo XX: el del Titanic y el del Lusitania. Según los científicos, estudiar el comportamiento humano durante condiciones extremas les permitió entender cómo este puede variar dependiendo de distintas circunstancias externas.
El Titanic, un transatlántico de lujo, naufragó tras chocar contra un iceberg en la noche del 14 de abril de 1912 durante su viaje inaugural. Tardó en hundirse dos horas y 40 minutos, sepultando a 1.517 personas (En total había 2.201 personas a bordo, entre pasajeros y su tripulación). Los que sobrevivieron a la catástrofe fueron en su mayoría mujeres, niños y sus cuidadores: un 75% de las mujeres que estaban a bordo y sólo el 20% de los hombres.
El Lusitania, otro lujoso barco de pasajeros, fue torpedeado el 7 de mayo de 1915 por el submarino alemán U-20 frente a costas irlandesas. Tardó unos 18 minutos en hundirse y de sus 1.256 pasajeros que estaban a su bordo, sólo sobrevivieron 475, mientras que de sus 693 tripulantes, se salvaron 292 personas. De 137 niños que llevaba fueron rescatados 41 y de las 464 mujeres, sólo 177. Los investigadores comentan que la mayoría de los sobrevivientes eran jóvenes en buenas condiciones físicas.
En un artículo publicado en ´Proceedings of the Nacional Academy of Sciences´ (www.pnas.org), estos investigadores afirman que los distintos comportamientos manifestados en estos naufragios se deben a la diferencia de tiempo que tuvieron para reaccionar: casi tres horas y 18 minutos.
Uno de los científicos involucrado en el estudio, Benno Torgler, de la Universidad Tecnológica de Queensland, Australia, explica que este trabajo comparativo muestra que es el factor tiempo el que determina el comportamiento de las personas en momentos críticos. Con ello pone punto final al debate existente entre si era el instinto de supervivencia o la moral lo que condicionaba las acciones en estas situaciones. Los investigadores concluyen que el comportamiento humano se determina por el instinto de supervivencia y el egoísmo, cuando tiene poco tiempo disponible; mientras que son es la moral y la ética las que entranen vigor si un individuo tiene tiempo para hacerse conciente de ellas.
A pesar de que ambos barcos eran de la misma clase, con el mismo tipo de pasajeros a bordo, los individuos actuaron de maneras completamente distintas.
En el caso del Lusitania, los que ocuparon los seis botes salvavidas eran hombres jóvenes y bien entrenados. Dominó el comportamiento egoísta– que corresponde al homo economicus clásico. Este término “ficticio” pertenece a la escuela neoclásica de la teoría económica y define un modelo del comportamiento humano. Apareció por primera vez a finales del siglo XIX en los trabajos de John Stuart Mill, filósofo, economista y político británico. Define al ser humano como a un sujeto que se comporte de forma perfectamente racional ante estímulos económicos y es capaz de procesar adecuadamente la información que conoce para actuar en consecuencia, aspirando a seguir sus propios intereses.
Mientras que en el Titanic, donde el tiempo bastó para que la moral se apoderara de la situación y echar abajo los principios económicos estándar. Así, las oportunidades de sobrevivir para un niño eran un 14.8% más altas que para un hombre; para una persona con un niño – un 19.6% más; y para una mujer, un 50% más altas que para un adulto solo.
Las estadísticas de otras catástrofes marítimas parecen probar estas conclusiones empíricamente.
Del siniestro del barco canadiense 'Empress of Ireland', ocurrido el 29 de mayo de 1914 en el Golfo de San Lorenzo, Canadá, salieron con vida 41 mujeres de las 310 que estaban al bordo, cuatro niños de los 138 que había y 172 hombres pasajeros de los 609, mientras que de los 420 miembros de la tripulación se salvaron sólo 248 personas. La nave tardó 17 minutos en hundirse.
El barco de excursiones estadounidense ´Eastland´ tardó unos seis minutos en hundirse tras dejar el embarcadero del puerto de Chicago, el 24 de julio de 1915. De los 2.572 adultos y niños que llevaba a bordo (sobrepasando su cupo permitido de mil personas) perecieron entre 835 y 2.100 pasajeros, la mayoría mujeres y niños, según diferentes estimaciones.
El naufragio de la nave ´Estonia´ en septiembre de 1994, ocurrido a unos 100 kilómetros de la costa sueca, se duró una hora, aproximadamente, aunque los pasajeros se dieran cuenta de la catástrofe unos minutos antes del hundimiento. De los 1.051 pasajeros que estaban a bordo solamente 139 salieron con vida. La mayoría era hombres de mediana edad, con muy pocas mujeres y un anciano de 77 años. De los niños sólo fue rescatado uno.
El buque senegalés 'Le Joola' tardó menos de cinco minutos en hundirse frente a la costa de Gambia en septiembre del 2002. El número de pasajeros registrados al abordar era de 1.046, pero se calcula que había a bordo más de 2.000 personas, ya que niños menores de cinco años de edad viajaban sin pasaje, lo mismo que otros adultos que subieron al buque en las islas de tránsito. De las 600 mujeres que estaban al bordo, sobrevivió sólo una y de los niños fue rescatado un adolescente de 15 años de edad. Hombres sobrevivieron 62.
Sin embargo, la teoría tuvo muchos oponentes. Daniel Kruger, de la Universidad Estatal de Michigan, opina que los pasajeros del Titanic podían haber actuado en conformidad con otro instinto, el de evolución, es decir para salvar a la especie. Según él, estaban dispuestos a salvar a los individuos que eran más valiosos desde ese punto de vista, es decir a las mujeres en edad fértil y a los niños.
También otros expertos señalan que la teoría se aplica a los casos del Titanic y el Lusitania, pero todavía no puede ser admitida cómo una ley generalizada. Hubo demasiados factores objetivos que intervinieron y en muchos casos tuvieron que ver con el rescate de buen número de mujeres y niños: como saber nadar, la fortaleza física de individuos que les permitó mantenerse a flote por más tiempo en el agua fría, la ubicación de sus compartimientos, la buena o mala suerte para subir a cada uno de los botes salvavidas, etc.
Uno de los casos más famosos que contradice a los resultados de este estudio es el siniestro del buque británico 'Princess Victoria', que sucedió en enero de 1953 en el Canal de Norte, entre Escocia e Irlanda. Causó la muerte de 133 personas, solamente 40 sobrevivieron y ninguna mujer o niño estaba entre ellos. Entre la señal de auxilio del buque y la orden de evacuarlo transcurrieron casi tres horas, el mismo tiempo que en el caso de Titanic.
La razón fue “objetiva”: el bote salvavidas con mujeres y niños chocó contra el borde de la nave en el intento de bajarlo. Sin embargo, hasta ahora se considera discutible la decisión del capitán de haberse arriesgado a bajar ese bote primero ante las condiciones meteorológicas de entonces.