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El ícono del ballet soviético cumple 70 años

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El bailarín que por primera vez en el mundo se hizo igual de importante en el escenario como la bailarina en un espectáculo gracias a la coreografía de Yuri Grigorovich, el maestro Vladímir Vasíliev, queda en la memoria de los grandes bailarines como el artista de gran plástica. El 18 de abril c
El ícono del ballet soviético cumple 70 años

El bailarín que por primera vez en el mundo se hizo igual de importante  en el escenario como la bailarina en un espectáculo gracias a la coreografía de Yuri Grigorovich, el maestro Vladímir Vasíliev, queda en la memoria de los grandes bailarines como el artista de gran plástica. El 18 de abril cumplió 70 años, pero la celebración de su aniversario empezó hace meses en Brasil y Nueva York y seguirá su "paseo por el mundo" en ciudades rusas y francesas.

"Cuando imagino a Volodia en mis pensamientos, siempre le veo volando. No sólo porque tiene un salto increíble. Los héroes aspiran con su alma hacia lo más alto. Dentro de ellos vive la fe, la aspiración hacia la luz y la abnegada preparación para terminar este camino hasta el final, a pesar de todas las vacilaciones, duelos y luchas... Su baile destaca por la profundidad del pensamiento y la fuerza de las emociones”, decía la gran bailarina Galina Ulanova, pareja en el escenario y profesora de Vasíliev.

La celebración de su 70 aniversario empezó antes de la fecha de cumpleaños, en la escuela del Teatro Bolshoi en Brasil  que en marzo celebraba sus 10 años y elogiaba el maestro. La escuela, la obra predilecta del maestro, es la única en el extranjero y donde los profesores del teatro principal del país, aplican los métodos de enseñanza y programa rusos. Con los jóvenes brasileños Vasíliev ha llevado a cabo ya tres espectáculos. Además creó las decoraciones tradicionales y multimedia para estos, revelando su maestría en un arte como es la pintura. La exposición de sus dibujos se inaugura estos días en San Petersburgo.

En Nueva York el ilustre bailarín también recibió un merecido homenaje, en una gala donde se encontraban estrellas mundiales del ballet, junto con los componentes del conjunto de baile Moiseev. Las actuaciones de la leyenda del Teatro Bolshoi en Estados Unidos siempre eran acogidas con gritos de bis. Nueva York fue la primera ciudad extranjera donde llegó el joven Volodia en el año 1958. Su último espectáculo ‘Giselle’, obra de Adolphe Adam, también fue interpretada en Metropolitan Opera. Tras veinte años el artista volvió al escenario con un número especial, en el que entregó su total dedicación.

Se trata de un baile de diez minutos en la base de la ‘Balada No.1 en G menor’, música de Chopin, a través de la cual Vasíliev expresa las reflexiones de un artista viejo sobre la vida pasada. El punto de partida para este baile fue la muerte de su musa, mujer y pareja en el escenario Ekaterina Maximova, el dueto considerado por los críticos como " patrón de referencia, el cúmulo de estilo y gracia".

Acompañado por el pianista estadounidense Max Barros interpretó su dedicación con la joven bailarina Daria Jojlova de 18 años, “el símbolo de juventud, de lo claro que fue en la vida y que nunca se puede olvidar”, según él.

“Todo fue muy emocionante hasta para mí. Toda la sala de 2.700 puestos se puso en pie, muchos tenían lágrimas en sus ojos”, recuerda Vladímir Vasíliev.

El día de su cumpleaños, 18 de abril, lo pasó en la ciudad rusa de Perm (los montes Urales) inaugurando el concurso ruso de los artistas de ballet. En el concierto de inauguración repitió la escena con Daria Jojlova.

Este concurso que lo creó con Ekaterina Maximova lleva el nombre ‘Arabesque’, dedicado a la memoria de la bailarina. De la tristeza y melancolía por su muerte, a Vasíliev le salva sólo el trabajo el cual es el “mejor tratamiento”.

Sus triunfos y premios son incalculables. Sus representaciones de Espartaco, Basil, Macbeth y otros... no están superados  en su maestría por los bailarines modernos. En las calles los aficionados le llamaban por los nombres de sus héroes, ya que por su carismática actuación conquistó a todo el mundo.

“Para un actor dramático 70 años es la edad del florecimiento y madurez artística, pero para el artista de ballet es el tiempo para los recuerdos y la reflexión”, dice Vladímir Vasíliev. “¿Cree que el papel en Espartaco fue el preferido? Sí, fue un espectáculo muy importante, pero no puedo decir que es lo mas preferido. ¿Lo más exitoso, lo más querido? Cuando un artista no tiene éxito en todos sus papeles y sólo uno le salió bien, para él es muy fácil elegir. A mi, no. Todos mis papeles sobrellevan los sufrimientos, pensamientos y emociones, es muy difícil nombrar alguno querido. No tengo un papel preferido. Quiero todos mis papeles! Cada uno lleva una parte de mi alma”.
 

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