Cultura
Descifran el genoma más antiguo jamás descubierto con 45.000 años
El hallazgo de un fémur bien conservado de un habitante de Siberia de hace 45.000 años ha permitido el desciframiento completo de su genoma. El análisis preliminar ya resuelve varias cuestiones desconocidas hasta ahora por los científicos.
"Se trata del genoma humano más antiguo jamás descubierto. El segundo mejor es de un niño de Malta de hace 24.000 años. Este tiene 45.000 años y la calidad del material genético es igual a la que está disponible en nosotros ahora", afirma Janet Kelso, una genetista del Instituto de Max Planck de Antropología Evolucionaria (Alemania).
El desciframiento del genoma de este hombre siberiano, descubierto cerca de la ciudad de Ust-Ishim, ya ha tenido resultados importantes para la antropología contemporánea, destaca el sitio web 'The Verge'.
En primer lugar, el hallazgo comprueba que había otras rutas de migración en Eurasia distintas a la sureña. Que los restos se hayan encontrado en Siberia y tengan una antigüedad de 45.000 años demuestra la capacidad de los primeros humanos de expandirse hacia el norte del continente.
En segundo lugar, la comparación de este genoma con el de los humanos contemporáneos demuestra que "esta población siberiana tiene semejanzas tanto con los europeos como con los asiáticos", asegura Kelso. Ello quiere decir que divergió del ancestro común en el mismo tiempo que los dos linajes, pero no logró producir una población estable que sobreviviera hasta la época moderna. Además, resultó no tener vínculos con los humanos denisovanos que vivían en Asia Central en el mismo periodo.
En tercer lugar, el buen estado de conservación del genoma permite ser utilizado utilizar como punto de referencia para medir las diferencias genéticas entre varios genomas. El método es simple: sabiendo la edad exacta del genoma y comparándolo con otros, los científicos pueden estimar el número de mutaciones que se acumularon en los humanos desde la época del hombre de Ust-Ishim. "En relación a los europeos y los asiáticos modernos, nos estamos refiriendo a una o dos mutaciones al año acumuladas en los últimos 45.000 años", comenta la genetista.
Finalmente, este método de análisis de mutaciones ya permitió determinar el periodo de los posibles cruces entre los homo sapiens y los neandertales. Según los últimos datos, los antropólogos coinciden en que tales contactos pudieron tener lugar hace entre 50.000 y 60.000 años.
El desciframiento del genoma de este hombre siberiano, descubierto cerca de la ciudad de Ust-Ishim, ya ha tenido resultados importantes para la antropología contemporánea, destaca el sitio web 'The Verge'.
En primer lugar, el hallazgo comprueba que había otras rutas de migración en Eurasia distintas a la sureña. Que los restos se hayan encontrado en Siberia y tengan una antigüedad de 45.000 años demuestra la capacidad de los primeros humanos de expandirse hacia el norte del continente.
En segundo lugar, la comparación de este genoma con el de los humanos contemporáneos demuestra que "esta población siberiana tiene semejanzas tanto con los europeos como con los asiáticos", asegura Kelso. Ello quiere decir que divergió del ancestro común en el mismo tiempo que los dos linajes, pero no logró producir una población estable que sobreviviera hasta la época moderna. Además, resultó no tener vínculos con los humanos denisovanos que vivían en Asia Central en el mismo periodo.
En tercer lugar, el buen estado de conservación del genoma permite ser utilizado utilizar como punto de referencia para medir las diferencias genéticas entre varios genomas. El método es simple: sabiendo la edad exacta del genoma y comparándolo con otros, los científicos pueden estimar el número de mutaciones que se acumularon en los humanos desde la época del hombre de Ust-Ishim. "En relación a los europeos y los asiáticos modernos, nos estamos refiriendo a una o dos mutaciones al año acumuladas en los últimos 45.000 años", comenta la genetista.
Finalmente, este método de análisis de mutaciones ya permitió determinar el periodo de los posibles cruces entre los homo sapiens y los neandertales. Según los últimos datos, los antropólogos coinciden en que tales contactos pudieron tener lugar hace entre 50.000 y 60.000 años.
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