El arte orfebre de Fabergé y sus legendarios huevos se expondrán en Moscú
La muestra con las obras maestras del gran joyero ruso Carl Fabergé se inaugurará en el Museo del Kremlin el 30 de marzo y hasta el 24 de julio revelará las raíces de su creatividad.
Refinada, de diferentes colores y 'de cámara'. Así parece que será la exposición de joyas 'Los tesoros de las piedras preciosas: Carl Fabergé y los talladores en piedra rusos', reproduciendo así los rasgos de la obra de los grandes maestros que la protagonizan, como Fabergé, Denísov-Urálski, Cartier y Konovalenko.
Se trata de la singular tradición de los artesanos de los Urales de tallar en piedra, que se hizo parte inalienable de la cultura cortesana del siglo XIX. La muestra también dará a conocer obras de los maestros contemporáneos de Fabergé, quienes se influyeron mutuamente. Todos ellos fueron un impulso de la inspiración para casas joyeras como Cartier (Suiza) y Bolin (Suecia, de origen ruso).
La parte central de la exposición será para los huevos imperiales de Pascua. Es la obra más destacada de la marca Fabergé. Se pletende mostrar seis de estas obras maestras de las colecciones del Museo del Kremlin, el Museo de Mineralogía y colecciones privadas.
Además se podrán ver otros objetos de piedra –tazas refinadas, escribanías, vasos, etc–. Por primera vez se van a exponer obras de las colecciones de los Urales y Siberia.
Un descubrimiento interesante para los visitantes, y antes de todo para los especialistas, serán las obras de la compañía Cartier creadas bajo la influencia de los artistas rusos. Al obtener la experiencia e impresión de las obras de los maestros rusos, los franceses empezaron a crear objetos de fantasía –'objets de fantaisie'– como figuritas de animales, composiciones de flores y objetos de mercería. En la exposición se podrán comparar obras de piedras duras de dos escuelas, la rusa y la francesa, y valorar los elegantes rasgos de dos caracteres nacionales, 'rivales eternos' en la orfebrería que siempre aprendían unos de otros.
El arte del mosaico tridimensional, en el que se realizan esculturas a partir de diferentes piedras, fue muy famoso entre los maestros de la compañía Fabergé. Muchos de ellos provenían de los Urales. Como en la plástica de porcelana, con esta técnica se hicieron figuritas humanas con vestimentas, como soldados, artesanos, etc. La técnica es tan complicada que hacer una obra supone varios meses. Los escultores deben encontrar una piedra que sea parecida a la tela, la piel... Como ejemplo clásico de este tipo de arte se puedenn ver las obras del tallador de Ekaterimburgo Denísov-Uralski, que en 1916 creó una serie de miniaturas. Son alegorías sobre el tema de la Primera Guerra Mundial. A cada país participante le correspondía un prototipo del mundo animal: al Reino Unido un león marino, a Serbia un erizo, a Alemania un cerdo con un casco, a Rusia un águila de cristal de roca y Francia estaba representada en forma de una joven delgada. Denísov-Uralski elaboró los principios y métodos de la creación del mosaico tridimensional, lo que influyó mucho a todos los artistas de los Urales.
Además se podrán ver obras del artista soviético Vasili Konovalenko, continuador de las tradiciones de Fabergé y Denísov-Uralski. Hizo renacer la técnica del mosaico tridimensional florentino, que se había perdido en los tiempos soviéticos. Logró extraer las mejores calidades de las piedras preciosas rusas y creó una galería singular de imágenes históricas y folclóricas. Al artista, que tuvo que emigrar en 1981 de la URSS a EE. UU., le llaman el "Fabergé del siglo XX". En el Nuevo Mundo fundó su propia marca, Vasily Konovalenko Art, que ahora encabeza su esposa Anna. A ella le dedicó el artista todas sus obras maestras.