Han pasado más de seis meses desde que EE.UU., Canadá y la Unión Europea impusieran sanciones contra Rusia, tiempo suficiente para sacar las primeras conclusiones sobre su verdadero impacto sobre la economía rusa, como ha hecho la respetada agencia informativa estadounidense Bloomberg, especializada en negocios.
Resulta que muchas empresas rusas apenas se ven afectadas.
Sanciones contra el sector energético
Estas sanciones, que regulan la prohibición de la exportación de equipos y servicios para la perforación en aguas y campos de petróleo profundos, para el desarrollo del esquisto bituminoso y en alta mar en el Ártico, etc., conllevaron que las empresas occidentales se quedaran sin la oportunidad de beneficiarse de tecnologías únicas.
Sin embargo, las limitaciones no han tenido un impacto grave en el funcionamiento de las empresas de extracción, puesto que la producción de petróleo se ha mantenido en un nivel récord para el periodo postsoviético, situándose a 10.000.000 barriles al día.
Una de las mayores 'víctimas' de las sanciones bancarias ha sido el ambicioso proyecto Yamal GNL, valorado en 22.000 millones de dólares. En su implementación participan la compañía de gas rusa Novatek, la petrolera francesa Total y la Corporación Petrolera china CNPC.
Los bancos chinos se encuentran entre las principales fuentes de financiación...
Los socios debían haber recibido fondos el pasado año, pero su financiación ha sido aplazada hasta mediados de 2015. Puesto que los bancos estadounidenses y europeos se ven obligados a rechazar la financiación, es probable que el dinero sea proporcionado por el Gobierno ruso y las instituciones bancarias chinas.
"Los bancos chinos se encuentran entre las principales fuentes de financiación para el proyecto que estamos llevando a cabo", dijo la semana pasada el presidente de Total, Patrick Pouyanne.
Otros sectores sancionados
Aparte de un impacto bastante 'ambiguo' en el sector del petróleo y el gas, llama la atención que varias ramas de la industria rusa no se vean afectadas por las sanciones.
Así, por ejemplo, el mayor productor mundial de aluminio, Rusal, anunció el mes pasado sus planes para refinanciar su deuda ante los bancos rusos, puesto que espera conseguir mejores condiciones de los acreedores extranjeros.
El consorcio minero Norilski Nickel, controlado por el 'quinto' magnate ruso en importancia, Vladímir Potanin, declaró la semana pasada que la financiación de los bancos extranjeros es aún bastante accesible.