"Aunque no se trata de un producto clásico de exportación, para Pekín actualmente es más importante que todos los demás. Y, para sus socios, mucho más peligroso", advierte Holger Zschäpitz, columnista de 'Die Welt', basándose en una serie de entrevistas.
China, nuevo jugador de la guerra financiera tácita
Hoy en día son muchos los países que dejan de ver la impresión de dinero y la respectiva devaluación de las divisas nacionales como algo negativo, insistió David Woo, analista jefe de Bank of America Merrill Lynch, ante el diario. Es más, lo empiezan a considerar como la única manera para impulsar la economía, puntualizó.
Uno de los que aumenta significativamente sus reservas de moneda es el Banco de Japón. El Banco Central Europeo (BCE) lanzó un programa histórico de expansión cuantitativa: imprime dinero para comprar los títulos de deuda más solventes en los 19 mercados de la zona euro. En cuanto al Banco Popular Chino, aumentó sus activos monetarios en más de seis veces desde 2003, pero a lo largo del último año actuó de una manera mucho más reservada.
Sin embargo, ahora la situación está cambiando, opinó Woo. "En los mercados estalló una guerra tácita de divisas. Y hay un gran peligro de que China entre ahora plenamente en esta guerra", dijo el analista. Según él, teniendo en cuenta la meta declarada por el Gobierno del país, de un crecimiento económico del 6,5%-7%, imprimir más dinero es la única alternativa que le queda a Pekín.
Se nota que China ya está dando ciertos pasos en este camino. El pasado fin de semana el Banco Popular volvió a flexibilizar las tasas claves de interés, por segunda vez en lo que va de año. El mercado no tardó en reaccionar: el yuan llegó a su nivel más bajo en los últimos dos años y medio: 6,2743 yuanes por dólar. La tendencia a la devaluación seguirá desarrollándose, adelantó a 'Die Welt' el jefe de estrategia monetaria de Barclays, Mitul Kotecha.
Una moneda más débil tendría muchas ventajas para China, explica Zschäpitz. Impulsará las exportaciones: comprar sus productos en los mercados mundiales será más ventajoso que las mercancías que se venderán en otras divisas, más caras. Al mismo tiempo, los productos importados se volverán más caros, lo que reducirá el riesgo de deflación. Pero de este modo, Pekín "prácticamente exportará la deflación al resto del mundo", insiste el columnista.