"Un dólar fuerte es malo para EE.UU.", afirma Paul Krugman, profesor de Economía de la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía de 2008, en su artículo publicado por 'The New York Times'.
En primer lugar, un dólar fuerte debilitaría la recuperación económica aumentando el déficit comercial, y en general, la subida del dólar significa que EE.UU. está menos aislado de los problemas exteriores de lo que se pensaba, explica Krugman. "Deberíamos ver la combinación de un dólar fuerte y un euro débil como el modo en que Europa exporta sus problemas al resto del mundo, incluido especialmente EE.UU.", afirma el economista.
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Al mismo tiempo, esta situación favorece a Europa, expresa el autor, explicando que un euro más débil hace que la industria europea se haga más competitiva, "lo cual supone un impulso para las exportaciones y también para las empresas que compiten con sus importaciones, y la consecuencia es que la crisis del euro se ve mitigada".
El que pierde es EE.UU., ya que por el contrario, su industria pierde competitividad, "no sólo en los mercados europeos, sino también en aquellos donde sus importaciones compiten con las de Europa".
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"En la práctica, por lo tanto, Europa se las está arreglando para exportar una parte de su estancamiento al resto del mundo", reitera Krugman, matizando que así es como funcionan las cosas en la economía, donde el capital se mueve mucho y el mercado determina los tipos de cambio.