Últimamente todo el interés mundial está dirigido hacia Grecia, cuyo pueblo está atravesando un periodo extremadamente difícil en términos económicos. La población vive pendiente de los bancos y sale a las calles con la esperanza de poner fin a este 'tiempo oscuro' que ha sacudido no solo al país heleno, sino a toda la Unión Europea. La deuda externa de Grecia ha superado el 174% del PIB, pero muchos países se encuentran en una situación similar.
"El mundo está todavía muy fuera del orden"
La deuda externa de cualquier nación supone las obligaciones financieras totales que tiene un país con entidades extranjeras y es la suma de la deuda pública externa, contraída por el Estado y el Banco Central, y la deuda privada externa, contraída por bancos, empresas y sociedades nacionales.
El reciente aumento significativo de la deuda externa de varios países del mundo es una señal de que los "desequilibrios globales", que para muchos expertos son una causa fundamental de las crisis, están lejos de resolverse.
La deuda internacional ha ido en aumento desde 2011, después de su caída entre los años 2008 y 2011. Los préstamos netos transfronterizos en todo el mundo, tanto del sector privado y como del público, que no están respaldados por los activos correspondientes que pertenecen a los países, se han incrementado de 11,3 billones de dólares en 2011 a 13,8 billones en 2014, y se pronostica que alcanzarán los 14,7 billones de dólares este año. Se trata de un aumento del 30% en tan solo cuatro años.
"El mundo está todavía muy fuera del orden", cree Russell Jones, economista de Llewellyn Consulting, citado por el diario 'The Guardian'.
¿Por qué crece la deuda externa mundial?
Las crisis de la deuda se han vuelto considerablemente más frecuentes en todo el mundo después de la desregulación de los préstamos y de los flujos financieros internacionales realizada en los años setenta del siglo pasado. La causa subyacente de la crisis financiera mundial más reciente, que comenzó en 2008, fue el aumento de la desigualdad y la concentración de la riqueza. Esto hizo que más personas y más países fueran más dependientes de la deuda, y además aumentó la cantidad de dinero destinado a la especulación de los activos financieros de riesgo.
Para hacer frente a la desigualdad y la reducción del crecimiento económico, algunos países recurrieron al aumento del endeudamiento, y los países prestamistas, a su vez, empezaron a promover las exportaciones a través de préstamos. Así, el aumento de la desigualdad junto con la desregulación financiera han alimentado un auge insostenible de préstamos, lo que fue un factor subyacente de la crisis que comenzó en 2008.
Además, este aumento de las deudas entre países está siendo impulsado por las economías más grandes. De las diez mayores economías, ocho han tratado de recuperarse de la crisis financiera de 2008 bien contrayendo más deudas o empréstitos, bien otorgando más préstamos, con lo que han consolidado aún más los desequilibrios de la economía mundial. EE.UU., el Reino Unido, Francia, la India e Italia han prestado aún más del resto del mundo. Alemania, Japón y Rusia, al contrario, han aumentado sus préstamos a otros países. La exclusión fue China, que no se ha endeudado fuertemente en el exterior en monedas extranjeras.
Así, una recuperación mundial mediocre fue un factor importante en el aumento de los niveles de deuda, ya que los políticos buscaron restaurar los niveles de vida anteriores a la crisis. "Toda esta deuda probablemente se acumula porque otras fuentes de crecimiento están cada vez más en declive. Hay mucha presión sobre los Gobiernos y los bancos centrales para mantener las cosas al ritmo anterior", dice Russell Jones.
Los países con mayor deuda externa del mundo
En la lista de los países con las mayores deudas externas hay muchos Estados europeos. El primer lugar está ocupado por Luxemburgo, con una deuda externa del 3.443% del PIB. El Reino Unido, Francia, Austria, Alemania, Italia y España tienen una deuda externa del 406%, 222%, 200%, 145%, 124% y 167% del PIB, respectivamente. Pero teniendo en cuenta el caso de Grecia, que tiene una deuda externa del 174% del PIB, resulta que la probabilidad de una crisis no puede depender del tamaño de la deuda.
La probabilidad de una crisis no puede depender del tamaño de la deuda externa
Más importancia tiene la capacidad de la economía para manejar su deuda y pagar el monto principal del préstamo sin nuevo endeudamiento, así como el carácter de la deuda en su totalidad. En general, los países más problemáticos en Europa son los que tienen un alto déficit presupuestario y la mayor parte de la deuda externa en manos del Estado.
La 'confusión' en la Unión Europea
Los prestamistas y prestatarios son en ocasiones difíciles de definir, especialmente porque un mismo país o entidad suele desempeñar ambos papeles, especialmente en la Unión Europea. De las cifras del año 2011, se puede concluir que de los 28 Estados de la Unión Europea los principales acreedores son Alemania, Francia y el Reino Unido. Al mismo tiempo, la economía británica es menos dependiente del comercio con el resto de Europa. Pero para Alemania, que está muy conectada con la crisis de Grecia, la situación es mucho peor.
Algunos expertos consideran que hoy en día es probable que una crisis pueda alcanzar a una de las economías más grandes de Europa, la italiana, porque la mitad de su deuda es pública y además tiene un fuerte déficit presupuestario y casi una quinta parte de la población activa en el paro. Además, un tercio de la deuda italiana es a corto plazo, es decir, con un vencimiento inferior a un año.
Por lo tanto, a pesar del porcentaje elevado de la deuda externa de algunos países en relación con el PIB, la crisis de la deuda externa amenaza más a los países cuya deuda en gran parte es pública, y no a los países cuya deuda es de los bancos comerciales, como en el Reino Unido.
¿Y cómo lo vive EE.UU.?
Como ha demostrado el caso griego, las deudas que parecen manejables un día pueden convertirse rápidamente en insostenibles si las condiciones en los mercados financieros o la economía cambian abruptamente. Por lo tanto, hasta las principales potencias económicas pueden ser víctimas de una crisis de este tipo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó tras la cumbre de la OCS y BRICS celebrada este julio en la ciudad rusa de Ufá, que la elevada deuda externa de EE.UU. es "un grave problema para toda la economía mundial".
Actualmente, la deuda externa total de EE.UU. es de 18,54 billones de dólares, lo que equivale al 106% de su PIB. El país norteamericano ocupa el primer lugar en el mundo por volumen de deuda.
La situación en América Latina
Los países de Latinoamérica con mayor endeudamiento en relación con su PIB son El Salvador (53%), Chile (38%) y Uruguay (33%). Entre los menos endeudados se encuentran México (20%), Venezuela (19%), Brasil (15%) y Paraguay (13%). Además, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, anunció este julio que Ecuador también es uno de los países latinoamericanos con menos deuda externa, estimada en el 22,4% del PIB del país. La tasa promedia de América Latina es del 29% en relación con el PIB, y el 38% para el Caribe.
Mapamundi: Países que actualmente sufren una crisis de deuda externa
Según un estudio de la organización Jubilee Debt Campaign, se considera que un país tiene una crisis de deuda externa si su deuda neta supera el 30% del PIB y destina más del 15% de sus ingresos a pagar la deuda externa pública.
Hoy en día, hay 22 países que destinan grandes partidas presupuestarias al pago de la deuda, lo que significa que grandes cantidades del dinero salen anualmente de esos países, que además tienen una deuda neta con el resto del mundo.
Entre las regiones especialmente afectadas se encuentran Europa (Croacia, Chipre, Grecia, Irlanda, Macedonia, Montenegro, Portugal, España y Ucrania), América Central y el Caribe (Belice, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Jamaica y San Vicente y las Granadinas) y el Norte de África y Oriente Próximo (Líbano y Túnez).
Gambia, en África occidental, también está destinando el 15% de los ingresos del Estado a los pagos de la deuda externa, a pesar del alivio de la deuda que se realizó bajo la iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados de 2007. Otras naciones que figuran en esta lista son Sri Lanka, las Islas Marshall, Granada y Armenia.
Sudán y Zimbabue no tienen altos pagos de deuda soberana porque ambos países han declarado el impago de gran parte de sus obligaciones. Su deuda total es impagable. Los dos países están actualmente tratando de introducir iniciativas de alivio de la deuda, pero todavía no han sido aceptadas por los países acreedores de Occidente.
Países que están en alto riesgo de sufrir una crisis de deuda
Varios países se encuentran en peligro por sus crisis de deuda soberana externa. Allí, una recesión económica o un salto repentino en las tasas de interés en los mercados de deuda mundiales podrían conducir a un desastre.
Algunos de los países que ahora están en riesgo fueron beneficiarios del programa de alivio de la deuda que los líderes del G8 firmaron en la cumbre de Gleneagles en 2005. No obstante, aunque algunos Gobiernos invirtieron el dinero sabiamente, lo destinaron a la diversificación de su economía y el desarrollo de la infraestructura, otros no lo hicieron, como por ejemplo Ghana, donde buena parte de los préstamos se ha gastado "de una manera frívola".
El análisis de Jubilee considera que los países están en alto riesgo de sufrir una crisis de deuda externa si tienen una deuda neta superior al 30% del PIB, un déficit actual de más del 5% del PIB y si el futuro pago de la deuda supera el 10% de los ingresos del Estado. "Estimamos que 14 países se dirigen rápidamente hacia nuevas crisis de deuda pública basadas en sus grandes deudas externas, grandes y persistentes déficits de cuenta corriente y los futuros pagos elevados de la deuda soberana", dice el estudio. Esos países son: Bután, Cabo Verde, Dominica, Etiopía, Ghana, Laos, Mauritania, Mongolia, Mozambique, Samoa, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Tanzania y Uganda.
El factor que puede sacudir los mercados globales
Las bajas tasas de interés en las principales economías del mundo han sido una de las respuestas clave a la crisis del año 2008, pero en muchos casos han impulsado a Gobiernos, empresas y consumidores a endeudarse aún más, acumulando problemas potenciales para el futuro.
Muchos de los préstamos contraídos por países africanos en los últimos años tienen tasas de interés fijas a cinco años. Cuando son refinanciados, pueden tener tasas mucho más altas.
Muchos expertos creen que un aumento de las tasas de interés desde su mínimo histórico a finales de este años por parte de la Reserva Federal de EE.UU. podría servir de catalizador para un impacto en los mercados de deuda globales con graves consecuencias. Así, si las tasas estadounidenses aumentan, "los inversores estarán ansiosos por sacar su dinero de las economías emergentes más pequeñas".
¿Cómo resolver la situación?
Según estima la organización Jubilee Debt Campaign, se necesitan grandes intervenciones para prevenir futuras crisis de deuda y frenar el ciclo de auge y caída. Para que la economía global sea menos propensa a este ciclo y los países sean más resistentes ante las crisis de deuda, hace falta realizar cambios estructurales importantes para reducir la actividad especulativa que alimenta las crisis. Una de las causas de la inestabilidad financiera mundial es la creciente desigualdad.
La reducción de las desigualdades depende de una serie de medidas, como el fortalecimiento de los sindicatos y los derechos de los trabajadores para que una mayor proporción de los ingresos se destinen a los trabajadores en lugar de a los especuladores, o un aumento de los impuestos sobre la riqueza y los ingresos para permitir una mayor redistribución de la riqueza.
Los países empobrecidos serían más resistentes a los cambios económicos globales si logran ser menos dependientes de las exportaciones de productos primarios. Para obtener otras fuentes de ingresos se necesitaría una serie de intervenciones por parte de los Gobiernos en función de la situación del país en cuestión.
La libertad de los Gobiernos para determinar y aplicar las medidas necesarias no debe ser socavada por los tratados internacionales de comercio o por las condiciones de políticas asociadas a los préstamos internacionales y ayuda para el desarrollo.
La organización Jubilee propone una lista de medidas que podrían ayudar a prevenir futuras crisis de deuda. Esta incluye la regulación de bancos y flujos financieros internacionales, la creación de un mecanismo amplio, independiente, justo y transparente de arbitraje para la deuda pública, el respaldo de la cancelación de las deudas de los países que ya están en crisis y el apoyo de la justicia fiscal. Asimismo, los economistas proponen dejar de promover la colaboración público-privada (PPP, por sus siglas en inglés) como la manera de invertir en infraestructura y servicios, pero sí apoyar préstamos y empréstitos responsables y garantizar que la ayuda económica se parezca más a donaciones que a préstamos, y que los préstamos no causen o contribuyan a crear crisis de deuda.