Puerto Rico afronta la amenaza de 'default', ya que su deuda pública asciende a 73.000 millones de dólares y su fecha de pago vence el próximo 1 de agosto. La situación se ha vuelto si cabe más complicada después de que el jefe de gabinete del gobernador, Víctor Suárez, anunciara a comienzos de semana que el país caribeño carece de suficiente flujo de caja para cumplir con el pago.
Ya en el mes de junio, el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, reconoció que la deuda de la isla es "impagable" y que hay que sacar a la nación de la "espiral mortal" en la que se encuentran sus finanzas públicas.
Para pagar la enorme deuda, que asciende al 102% de su PIB, el Gobierno puertorriqueño se ha visto obligado a aplicar numerosos recortes en gasto público, generando masivas manifestaciones por las malas condiciones económicas que atraviesa la isla, ya conocida como 'la Grecia del Caribe'.
A esta situación inestable se suma el hecho de que, al ser un Estado Libre Asociado, Puerto Rico no podría declararse en bancarrota ya que la ley de quiebra allí es anticonstitucional.
Asimismo, el Gobierno estadounidense no contempla la posibilidad de ayudar a su territorio no incorporado. De hecho, Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca, ha declarado que "nadie en la administración de Obama está pensando en esa posibilidad", ya que ni siquiera Detroit, que sufrió la mayor quiebra municipal en EE.UU., recibió un rescate federal tras incumplir sus pagos.
¿Sin saldo, sin salida?
A pesar de que Suárez afirma que el impago de la deuda no supondrá un 'default', las agencias de calificación crediticias Standard & Poor's y Moody's sostienen que consideran como tal un impago sobre los bonos de la Corporación para el Financiamiento Público, informa Reuters.
"[Sería] el primer fracaso por parte del Gobierno en el pago de una deuda a los inversores públicos, e indica la debilidad de la capacidad y voluntad del Gobierno para pagar", asegura Timothy Blake, director gerente del grupo de finanzas públicas de Moody's.
Numerosos expertos llaman la atención sobre la existencia de paralelismos evidentes entre la crisis económica de Puerto Rico y el desastre que vive Grecia, ya que ambos países, eclipsados por las poderosas economías de sus respectivos nortes, tienen problemas presupuestarios, sufren altos niveles de desempleo, así como la caída de las inversiones.