La decisión del reino de no detener la producción de crudo hace un año ha afectado el precio tanto del petróleo tipo Brent, como del WTI, que ahora están por debajo de 50 dólares por barril. Hoy en día, hay señales de que Arabia Saudita se está preparando para duplicar sus apuestas en la lucha contra sus rivales estadounidenses, escribe 'Forbes'.
Arabia Saudita planea "pedir fondos en el mercado internacional de bonos para continuar financiando su gran esfuerzo para proteger su cuota de mercado en el mundo del petróleo y hacer la vida imposible al esquisto de EE.UU."
La necesidad de pedir préstamos se debe a ciertas dificultades financieras que actualmente experimenta Arabia Saudita.
La reducción de los ingresos por la exportación de petróleo ha causado restricciones presupuestarias, que a su vez impiden la ejecución del costoso contrato social del que goza el país. Además, Riad está afrontando el estrés financiero causado por la costosa campaña militar en Yemen.
"Hasta ahora Arabia Saudita solamente tiene algunas pequeñas victorias que mostrar en su gran guerra contra el petróleo de esquisto de EE.UU.", indica la revista. La producción estadounidense de petróleo ha disminuido, pero el país sigue produciendo una "enorme" cantidad de crudo, estimada en 9,1 millones de barriles diarios.
No obstante, las autoridades sauditas no quieren ceder sus posiciones y planean aumentar los niveles de deuda hasta el 50% del PIB en los próximos cinco años, lo que supera los actuales niveles extremadamente bajos. "Arabia Saudita tendrá que demostrar que puede ser igualmente ágil llevando una carga de deuda grande en su espalda", señala 'Forbes'.
Durante 2015 el precio del petróleo se ha depreciado hasta casi la mitad de su valor: a mediados del año pasado un barril de petróleo costaba alrededor de 100 dólares, mientras que hoy en día su precio no excede de 50 dólares.