Los chinos han invertido cerca de 110.000 millones de dolares en el sector inmobiliario de Estados Unidos en los últimos cinco años, más que los ciudadanos de cualquier otro país —salvo Canadá—, según indica un estudio de la organización sin fines de lucro Asia Society y la consultora Rosen Consulting Group.
De esa cantidad, 93.000 millones fueron a parar al sector residencial y 17.000 millones de dólares a propiedades comerciales. De todos modos, esas cifras no incluyen las compras realizadas a través de empresas pantalla que no revelan la identidad de sus clientes, con lo cual la verdadera cantidad puede ser aún mayor.
Este documento certifica la relevancia que las inversiones chinas han tenido en la recuperación del mercado inmobiliario estadounidense tras la caída que sufrió en 2008. Para el comentarista político de RIA Novosti, Dmitri Kósyrev, lo importante de esta tendencia es que, mientras que EE.UU. también ha invertido en bienes muebles e inmuebles en China, el año pasado las adquisiciones chinas en el país norteamericano "sobrepasaron a las estadoundenses por primera vez".
Kósyrev ha hecho hincapié en un tipo de inversiones que tienen un vínculo indirecto: "Es bien conocido que el Tesoro estadonidense está endeudado hasta las orejas con China, que acumula bonos gubernamentales de EE.UU.".
Este analista ha destacado otro aspecto menos conocido, que China también lidera la posesión de bonos hipotecarios norteamericanos; en particular, los que emiten las compañías que ahora son semipublicas, como Fannie Mae y Freddie Mac. Esas firmas le deben 208.000 millones de dolares y esas obligaciones están apoyadas en propiedades; por lo tanto, si resulta que una de las empresas es incapaz de pagar, los asiáticos recibirán bienes raíces.
En definitiva, hoy en día la superviviencia económica de EE.UU. "depende parcialmente de China", un país que "ha terminado salvando la economía estadounidense de la crisis y le está ayudando a impedir su repetición", asegura Dmitri Kósyrev, quien concluye que estamos avistando una creciente interdependencia de las dos primeras potencias mundiales, algo que constituye la basis de la estrategia geopolítica china y predispone a los norteamericanos hacia la precaución.